XXV - El precio del los Mil Años...

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=19 de Julio de 1944, Leopolis - República Popular de Ucrania bajo control Alemán=

Desde la cima de los edificios más altos de Lvov, centinelas alemanes vigilaban al atardecer con prismáticos la llegada de los soviéticos... Poco ruido habían hecho durante los últimos meses así que parecía que todo se había calmado. Pero nada estaba más lejos de su jodida realidad.

Hace algunos meses los soviéticos aplastaron absolutamente todo lo que Alemania pudiera situar en el frente con relativa facilidad... "Bestias sedientas de sangre" en palabras de la infantería. Buscaban el grupo alemán más cercano para diezmar y hacer frente con sus masivas cargas de infantería y, si podían tener algún punto de resistencia en algún punto del frente, era arrasado a los pocos días por las mareas rojas. Ante el masivo descontento de las tropas los generales de las Luftflottes afirmaron una cobertura aérea total, respaldada por el ego de Göering, pero Nikolaus no iba a creer esa falacia e hizo milagros para regresar a Berlín bajo la escusa de un permiso falso, cuando en realidad iba a tratar temas pendientes conforme a su escuadrón.

=Berlín, Capital del Tercer Reich - 21 de Julio de 1944, mediodía=

De camino hacia el Reichsluftfahrtministerium, el Ministerio del Aire Alemán, Kampfreuz estaba nervioso pues no sabía como lo iban a recibir. Todos estarían bien arreglados, con esos uniformes negros que el tanto odiaba... viendo a un piloto casi inmundo, en el que se veían las condiciones en las que los aviadores arriesgaban sus cabezas para proteger su amado Reich, ahora a unos cuantos minutos de llegar al edificio donde se encontraba el contacto de Kampfreuz comenzaba a cuestionar si estaba haciendo lo correcto.

Aquella frase que Rommel le dirigió nunca lo dejo tranquilo:

¿Usted mandria a sus compañeros hacia la muerte, o se mantendría callado, cumpliendo órdenes en contra de toda moral?

Meses, incluso años pasaron y Nikolaus había considerado esas palabras, pero desde que no lucha en el aire, pudo revisar y vivir la condición y pedidos de sus hombres y ya había tomado una decisión. El vehículo de las SS que fue por el freno repentinamente, haciéndole ver que estaban frente al RLM.

Bienvenido al Reichsluftfahrtministerium, Sr. von Kampfreuz. —Dijo respetuosamente el soldado que lo había traído, al abrirle la puerta. Solo quedo con ese saludo en el aire... Nikolaus quería entrar lo antes posible porque no sabía cuánto más resistirán sus camaradas en aquel infierno.

Una vez dentro, camino frente a decenas de militares, oficinistas, estrategas y quién sabe qué más, siendo perseguido por sus frías y cortantes miradas que hacía que su nerviosismo aumentara cada vez más. Hasta que su contacto de las SS lo encontró y guio hasta el oficial que podía ayudarlo. En el cuarto piso el soldado lo dejo frente una oficina y se retiro deseándole suerte, para no parecer bestia intento entrar de la manera más civilizada posible... sin preguntarle a nadie.

El que estaba tras el escritorio, levantó la vista de unos documentos al ver que Kampfreuz entro, trabo la puerta detrás de sí y acercándose como si fuera una reunión pactada, tomo asiento en la refinada silla de terciopelo frente al escritorio con la crédula mirada del SS sobre él.

—Usted ha de ser el As Nikolaus von Kampfreuz, ya decía yo que usted nunca revisa sus horarios de llegada —Afirmo notando que había llegado con relativa demora—. Generaloberst Siegfried Lichtenberg, es un placer conocerlo —Agrego apartando los documentos e intentando no perder los estribos ante la insolencia que se presentaría en frente suyo.

—Cierre su puta boca, ya sabe a qué vine. —Respondió, subiendo las botas a su escritorio.

—En realidad la señorita Ziemmerstein nunca comento la razón de su... intromisión, me gustaría que usted explicara ese asunto. —Replicó Lichtenberg apoyándose sobre sus codos con las manos frente a su inexpresivo rostro.

𝕯𝖎𝖊 𝕳𝖊𝖑𝖉𝖊𝖓 𝖛𝖔𝖓 𝖂𝖆𝖗𝖘𝖈𝖍𝖆𝖚: Heroes of WarsawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora