Filofobia ||GoChi||

«Capítulo Diecisiete»

~🌹~

Goku

«¿Qué había pasado?»

Fue la primera cosa que se vino a mi mente cuando desperté. No me recordaba de casi nada de la noche pasada, además de no tener idea de donde estaba o como había llegado aquí. Mi cabeza me dolía y estaba desnudo. Después de algunos segundos observando la habitación, me di cuenta que estaba en casa. Mire hacía el suelo y me encontré con un vestido blanco que sólo podría ser de una mujer.

«Me había acostado con alguién?»

Joder.

Frustrado, me dejé caer en la cama. No quería nisiquiera mirar el rostro de la mujer que estaba a mi lado. Sin duda, ChiChi debe de haber escuchado todo. Me debe de estar odiando por hacerla pasar por una situación así. Ahora ¿Cómo podré conquistarla? Bueno, esto es lo último. Después de hacerle eso, no sé ni como podré volver a mirarla a los ojos.

Grande Goku, eres muy inteligente, sin duda la mujer que ama se quedaría totalmente enamorada de tí al escuchar como follas a otra al lado de su habitación. Pensé con sarcasmo, maldiciendo mi mala suerte.

Ahora ChiChi jamás me amará como yo a ella y todo por el maldito alcohol. Giré mi cuerpo, volviendo a observar el vestido blanco en el suelo. ¿Quién vestía este vestido ayer? No me recuerdo bien. Quizás era Valentina, me recuerdo haberla visto en la fiesta. Cuando ChiChi, borracha, dijo lo que ella era de verdad, quizá se frustró tanto que resolvió aprovecharse de mi estado de ebriedad y acostarse conmigo. Creo que no merezco a Milk después de todo, sino no había me dejado llevar por el alcohol. ¿Qué estoy diciendo? Nunca la merecí y siempre supe, sólo soy un maldito mujeriego miedoso que le hizo daño más de una vez por no poder admitir lo que siente y que además es un maldito egoísta porque no soportaría verla feliz con otro.

Entonces, mi mirada se deparó con unas lindas braguitas blancas con dibujitos infantiles. Me levanté de golpe, esto no podría ser de Valentina. Ella no llegaría a este extremo para fingir ser alguien que no lo es... ¿O sí?

Fue cuando miré a las blancas sábanas y me di cuenta que estaban teñidas de rojo.

Sangre.

Si era cierto lo que dijo ChiChi, Valentina era una cualquiera, así que no me podría tratarse de ella. Entonces... ¿Qué había hecho? ¿¡Acaso me había aprovechado de una niña!?

El miedo de lo que había ocurrido en la noche pasada a causa del alcohol me dominó y miré hacia mi lado para descubrir quién era la mujer, o la niña, con la que me había acostado.

Pero lo que ví me dejó aún más sorprendido.

Perdí el aire.

ChiChi...

Me había acostado con ella... ¿¡Pero qué cosas digo!? Había hecho el amor con ChiChi, mi amada ChiChi. Había sido su primer hombre y me encantaría ser el último. Sonreí como un idiota y algunas lágrimas de alegría brincaron en mis mejillas. ¿Por qué sonreímos así cuando estamos enamorados? Quizá el amor nos hace quedarnos idiota. Pero, para mi suerte, los idiotas son felices. Y no podría estar más feliz. Sé que es un pensamiento tonto, pero así me siento. Tontamente enamorado de mi mejor amiga, de mi falsa esposa, de mi ChiChi.