Quédate 「ArthitKongphob- BL」

Capítulo 15 - Final- ¿Novios? ... Novios.

Se habían despertado un poco antes de que el sol empezara a salir. El mayor había puesto una alarma para así poder alistarse e irse a su habitación antes de que alguien se diera cuenta de su ausencia. Durante la noche, antes de dormirse, Kongphob le había dado una pastilla para el dolor y asombrosamente le había servido pues el dolor ya no era nada comparado con la noche que paso y lo había comprobado dando unos pasos en la habitación y solo estuvo satisfecho cuando vio que caminaba con normalidad.

Habían tomado una ducha y se habían tenido que poner la misma ropa. Arthit parecía apurado por salir, pero Kongphob lo tomo del brazo, no podían irse así nada más.

―¿Qué pasa? ― Se sorprendió Arthit al sentir como Kongphob lo detenía antes de ir a la puerta.

―P'Arthit...

El senior se puso nervioso. ― Más vale que no estés de mente sucia.

Arthit le reprendió con el ceño fruncido y alejándose un paso de su junior pues los ojos de Kongphob seguían brillando como la noche anterior, y eso le ponía la piel chinita.

Kongphob sonrió. ― P'Arthit, solo quiero un beso.

El mayor movió los ojos con nerviosismo, su junior seguía tomándolo del brazo y se veía que no tenía intención alguna de soltarlo. Arthit no dijo nada y tampoco intento zafarse y se quedó inmóvil, resistiendo la mirada de Kongphob porque, lo cierto era que el mayor también quería eso, lo había estado deseando desde que sus ojos se habían abierto.

Kongphob logrando entender a su senior, se acercó con un paso y rodeo la cintura de Arthit, tomándolo con cuidado para acercarlo a su cuerpo y no dejar un centímetro de distancia entre ellos. El senior se dejó sin restricción y su cuerpo empezó a temblar un poco al sentir como Kongphob acariciaba su rostro, contorneaba sus cejas y terminaba en sus labios, abriéndolos un poco y disfrutando del sonrojo del mayor.

El junior acerco su rostro al de Arthit y lo beso con dulzura. Los labios de Arthit eran suaves y habían sido hechos para ser besados con amor y pasión, para ser adorados y cuidados. Ambos se besaban con ternura, con tranquilidad, jugueteando con sus lenguas y lamiendo sus labios, aquellas bocas eran como el dulce más rico del mundo y ellos eran los únicos que disfrutaban de ese sabor.

Sus pulmones exigieron aire y tuvieron que separarse. Unieron sus frentes y suspiraron, estaban viviendo en una burbuja de donde no querían salir.

―Vamos. ― Dijo Arthit con voz suave.

La pareja salió y caminaron en silencio, viendo como el sol iba saliendo e iba llenando el mar de luz. La arena acariciaba sus pies y al llegar a donde se hospedaban se quedaron viendo de nuevo, diciéndose lo que sentían y amándose sin tocarse. No dijeron nada, Arthit entro primero a su habitación y Kongphob camino un poco para llegar a la suya.

El menor se fue hacia la ventana y se asomó. El sol estaba prácticamente en su punto alto y le brindaba una vista maravillosa. El mar se movía y chocaba contra unas rocas, les regalaba un sonido arrullador. Camino a su cama y se acostó, lo que había vivido la noche anterior parecía un sueño, pero un sueño hecho realidad, el cual había sido más hermoso de lo que había imaginado, su corazón estaba lleno de vida y de amor por su senior.

Arthit estaba en su cama, abrazando una almohada y viendo al techo mientras escuchaba el mar. Estaba un poco en tranquilidad y otro poco con adrenalina. Su cuerpo había recibido tantas sensaciones que aún estaba procesando todo lo que había pasado. Si no tuviera un leve dolor, pensaría que todo eso había sido un sueño, pero su corazón, su mente, su cuerpo, todo de él le decía que había sido totalmente real. El mismo Arthit estaba algo sorprendido de haber hecho todo aquello, sin haber maldecido o golpeado a su junior y no negaba que, si lo había pensado y había estado a punto de hacerlo, pero se sentía con tanta tranquilidad que se detuvo al pensarlo mejor, quería que el momento fuera hermoso, tanto como lo que había preparado Kongphob para él, y él quería que ese momento, esa primera vez fuera inolvidable para ambos. Y había sido así, se había dejado ir y se había entregado totalmente a Kongphob, sin ninguna restricción y sin ningún arrepentimiento.