Quiero odiarte (Billy Hargrove x Eleven)

Capitulo 11- Nuevo hogar

Después de la incómoda comida Max y yo fuimos a su habitación para acabar con el trabajo de lengua. Estábamos a punto de terminarlo cuando nos dimos cuenta que nos hacían falta más hojas, y para seguir con la estética de cartas antiguas tendríamos que cogerle el mechero a Billy.

- El ve a tú a pedirle el mechero a Billy por favor.
- Eeee... ¿yo?- fruncí el ceño, realmente no quería ir, hacía tiempo que escuchábamos música alta salir de la habitación de Billy, y está claro que es alguien muy fácil de molestar.
- Creía que no te daba miedo- respondió Max sonriendo.
- Y no lo hace.
- ¿Te gusta?- preguntó mientras acomodaba su cabeza entre sus manos.
- No claro que no, es estupido- seguía mirándome desde la misma posición- está bien iré yo.

Abrí la puerta y escuché con más claridad la música, realmente tenía un buen gusto musical, cuando estuve delante de su puerta suspiré y toqué levemente la puerta, no hubo respuesta, así que golpeé la puerta más fuerte, casi aporreándola.

- ¿Que quieres?- abrió la puerta un malhumorado Billy, sudado y sin camiseta, lo de malhumorado me lo esperaba, pero definitivamente no esperaba encontrarme con esta vista. Cuando me vio sonrió mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
- Necesito que me dejes tu mechero- dije rápidamente, mirando el interior de su habitación para no tener que mirarlo a él, fue ahí cuando comprendí que estaba haciendo pesas, lo que explicaba el sudor y la falta de camiseta.
- ¿Para que coño quieres tu un mechero?- dijo sonriendo.
- El trabajo de lengua.
- Pues pasa a cogerlo.

Derrotada entré en su habitación, escuché cómo cerraba la puerta a mis espaldas pero decidí no prestarle atención. Vi pósters de chicas en bikini colgados de la pared, vi sus pesas y sentí un olor a tabaco mezclado con colonia masculina, pero no había ninguna pista de algún mechero por ninguna parte.

- ¿Donde está?- cuando me giré vi como me miraba de arriba a abajo, como si estuviera tratando de entender algo, fue extraño.
- ¿Ya te cansaste de buscar?- sonrió intentando parecer inocente, pero no era algo que pegara con su personalidad.
- Por favor Billy, lo necesitamos para acabar el trabajo.
- Cógelo entonces- a medida que dijo esto fue sacando el mechero de su bolsillo, sin embargo, cuando intente cogerlo lo alejó provocando que nuestras caras quedaran demasiado cerca.
- Por favor Billy- fue lo único que salió de mis labios, pero sabía que la única forma de acabar con esto pronto era ser amable.
- Me encanta que me supliques- me susurró al oído lo que provocó que pusiera los ojos en blanco.
- Si no me lo vas a dar dilo ahora y...- no pude terminar la frase cuando sentí unos labios sobre los míos, eran los de Billy, y yo estaba en shock.

Cuando nos separamos fruncía el ceño mirándome directamente a los ojos y supe que me estaba poniendo colorada como efecto de su mirada, la cercanía y el anterior roce de nuestros labios.

- No sé qué es lo que tienes, pero voy a averiguarlo.- susurró.

- No tengo ni idea de que hablas.- dije mientras cogía su mechero y salía por la puerta lo más rápido que mis piernas me permitían.

Una vez en la habitación de Max terminamos el trabajo sin ninguna interrupción, pero en mi mente no paraban de dar vueltas dos cosas. Por un lado, Billy parecía muy enserio cuando hablaba de descubrir mi secreto y eso no es posible, para empezar porque todos los que lo saben están en peligro y además no quería que me trataran ni él ni Max como un bicho raro. La otra cosa que rondaba mi cabeza fue el beso, si se puede llamar así, fue un roce delicado, algo que definitivamente nunca me habría esperado de alguien como Billy, pero lo que más me preocupaba es que me había gustado.

Después de terminar el trabajo y esquivar varias preguntas de Max puesto que no quería hablar de lo ocurrido en la habitación con Billy, por lo menos no por ahora con ella, el sonido de un claxon se escuchó en el exterior de la casa, esa era desde luego mi señal para huir de la cueva del lobo.