Capitulo 13- Confesiones en el lago

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Nirvana sonaba a un volumen moderado en la radio del Camaro azul, pero mi atención se centraba en el bosque pasando de forma borrosa ante mis ojos debido a la alta velocidad a la que el rubio circulaba.

- ¿Me estas llevando al bosque para matarme?- la pregunta era seria, mi tono de confusión lo dejaba claro.

- Mm... me lo estoy planteando- por un momento apartó la vista de la carretera para mostrarme una mirada seria y luego sonreír.

- No sé para que pregunto, ni que pudieras hacerme daño...- esto último lo dije entre dientes, mi intención no era que el lo escuchara, pero al parecer lo hizo.

- ¿No me tienes miedo?- preguntó parando el coche, cuándo dirigí la mirada al frente vi que la carretera se acababa ahí y un sendero se abría paso por el bosque.

- No estaría aquí si así fuera.

Billy bajó apresuradamente del coche dirigiéndose al inició del sendero, pero al ver que no lo seguía si giró confuso.

- Se supone que me tienes que seguir, ¿sabes?- alzó la voz a la vez que levantaba las cejas, pareciera que lo que decía era lo más obvio del mundo, pero en ningún momento me había dicho dónde estábamos o qué hacíamos allí.

- Billy te dije que tenía cosas en las que pensar...

- Y yo te dije que te iba a llevar a un buen sitio para pensar.- dijo a medida que se acercaba, abriendo la puerta del copiloto donde me encontraba y agachándose para que nuestras miradas se conectasen- Si no te mueves voy a llevarte arrastras. Tienes cinco segundos. 1... 2... 3...

La cuenta atrás finalizó cuando salí del asiento al ser consciente de la seriedad de las palabras de Billy. A medida que me dirigía a la entrada del sendero podía escuchar los pasos de Billy cada vez más cerca, al igual que su risa ahogada.

El camino por el sendero no fue demasiado largo, sin embargo, sí fue sinuoso. El sendero era muy estrecho y de tierra, provocando más de un tropiezo de mi parte, mi humor había empeorado gradualmente a medida que la risa de Billy aumentaba por mi torpeza, pero todo eso quedó en el pasado cuando llegamos a una pequeña zona despejada de arboles a las orillas de un lago que no había visto en todos mis años en Forks.

- Es precioso...- suspiré viendo el agua en calma y las flores que se extendían a nuestros pies.

- Lo descubrí unas semanas después de mudarme, vengo de vez en cuando...- dijo el rubio con la vista perdida en el lago.

- ¿Por qué me has traído?- esa era una duda que tenía desde que me había "secuestrado", porque desde luego esto era un secuestro.

- Parecías necesitarlo.- dijo encogiendose de hombros, a le vez que se sentaba en el suelo invitándome a seguirlo.

- Estas demasiado amable, no se que está planeando tu malévola cabecita, pero no me hace gracia.- mis palabras hicieron que estallara en carcajadas, por mi parte, traté de mantenerme sería pero su risa era demasiado contagiosa.

- Mi malévola cabeza está tranquila, no tienes nada de que preocuparte... hoy- se giró para mirarme, a la vez que extendía la mano para que se la estrechara.- ¿Que dices de una tregua por hoy?

Acepté la tregua no muy convencida, pero hoy no tenía fuerzas para lidiar con el Billy molesto, y este Billy empezaba a agradarme. Cuando le estreché la mano, esta estaba caliente, pude sentir su tacto de forma fugaz, sus manos eran robustas pero suaves y no sé porqué esa combinación me desconcertaba. Nuestras manos se separaron y nosotros acabamos de tumbarnos dirigiendo nuestra vista al cielo despejado.

Mirando al cielo, empecé a sentir paz, hacía mucho que no sentía esto, pero recordé lo que le pasaba a Will, la "mascota" de Dustin, la posible vuelta del Upside Down... Un suspiro de frustración salió de mis labios, a la vez que trataba de controlar que mis ojos no empezaran a aguarse.

- Dicen que no soy muy bueno escuchando... pero si quieres hablar hazlo, si sigues pensando así puede que se te funda el cerebro.- sonreí ante la propuesta tan poco propia de Billy.

- Aunque quisiera no podría.- no fue más que un hilo de voz, odiaba pensar que a pesar de todo mi vida nunca sería normal, no podía hablar de mi vida abiertamente, siempre todo estaba rodeado de secretos.

- Sé que no somos amigos, pero no se lo diría a nadie.- el tono utilizado permanecía siendo un susurro.

- Lo siento...

- Yo también tengo secretos- eso llamó mi atención.- podemos compartir alguno...- vio mi ceño fruncido con confusión y agregó con una sonrisa de lado.- no hablo de nuestros más oscuros secretos, a veces es bueno desahogarse, eso dicen.

- Un secreto por un secreto.- añadí después de un extrañamente incomodo silencio, no debería hacerlo y lo sabía.- Pero nadie puede saberlo...

- No quería venir a Hawkins.- dijo Billy mirándome con el ceño fruncido mientras a mi se me formaba una sonrisa.

- Ese es un secreto horrible... nadie quiere venir a Hawkins.- aclaré, pero él dirigió su vista nuevamente al cielo, mientras yo miraba su perfil y él hablaba de forma neutra, como esforzándose en no mostrar ninguna emoción.

- No quería venir a Hawkins... por si mi madre decidía volver...- tragó saliva como si le costara masticar sus palabras y continuó hablando- Cuando tenía ocho años mi madre se fue de casa, no aguantaba a mi padre así que se fue. A día de hoy sigo preguntándome porqué no me llevó con ella o porqué no me dijo al menos a donde iba.- se giró en mi dirección- Quiero odiarla pero no me sale.

Al mirar sus ojos sabía que estaba siendo sincero, aunque también que ocultaba parte de la historia. Me armé de valor y tomé el relevo, desvelando está vez yo un secreto.

- El hombre que me crió hasta los once años era malo.- pude notar como giraba bruscamente su cabeza en mi dirección, había atrapado su atención y probablemente su curiosidad.- Estuve encerrada hasta los once años, hasta esa edad no había visto a nadie de mi edad, ni el bosque, no había jugado a videojuegos... creía que era mi padre y que por eso me quería, que en realidad era yo la mala y que por eso me castigaba... un día me escapé- le miré con una pequeña sonrisa pero los ojos aguados.- corrí por el bosque para que no me encontraran, pero me encontraron los chicos, ya sabes, Mike, Will, Dustin y Lucas... tenía miedo de que me encontraran y volvieran a encerrarme, les tenía miedo ¿sabes?- con un leve movimiento de cabeza me invitó a continuar hablando- Eran las primeras personas de mi edad que veía... y Dustin nervioso habla muy rápido ...- el recuerdo me hizo sonreír de verdad- Mike me escondió en el sótano de su casa para que "los hombres malos" no me encontraran, luego Hopper me adoptó.

- ¿Cuando dices que te castigaba a que te refieres?

- Era muy imaginativo- cuando dije esto su semblante se tornó sombrío- Me rapó la cabeza- dije haciendo un puchero y tocándome el pelo, haciendo que su semblante se relajara un poco- me obligaba a meterme en baños de hielo, recuerdo descargas- eso era demasiada información- como meter un dedo en un enchufe. El día que me escapé me había pegado.

- Eres valiente.- me giré con sorpresa.- Es difícil huir de lo único que conoces. Siento mucho por lo que has pasado, no pensé que...

- No pensaste que mi historia fuera tan peculiar ¿no?

- Es por eso que siempre alejas a la gente ¿verdad?- afirmó el rubio.

- ¿A que te refieres?

- No quieres que nadie más entre en tu vida porque no quieres encontrarte a más gente como tu padre.

Rodé sobre mi cuerpo quedando de esta forma boca abajo y más pegada al cuerpo de Billy, el cual se sorprendió por mi cercanía, pero me sentía liberada al haberle contado a alguien mi historía, al fin y al cabo, era la primera vez que lo hacía, los demás la vivieron en parte. Lo señalé con mi dedo cuando continue hablando.

- No te engañes... eso es lo que haces tu, yo si dejo entrar a gente en mi vida, solo que a mi vida de ahora, no a la de antes.

Quiero odiarte (Billy Hargrove x Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora