POV BILLY
Rodó sobre su cuerpo, acortando la distancia que nos señalaba, debido al movimiento brusco unos mechones rebeldes se pegaron en la zona de su frente, una vez equilibrada me señalo con su largo dedo indice y con una sonrisa burlona y todo acusador añadió:
- No te engañes... eso es lo que haces tu, yo si dejo entrar a gente en mi vida, solo que a mi vida de ahora, no a la de antes.
Todo lo que decía era cierto, había construido una armadura después del abandono de mi madre, una impenetrable, haciéndome imposible recordar la última vez que vi al Billy inocente, el que miraba al mundo con una sonrisa esperándose lo mejor de la gente, pero ese niño ya no existía, y no lo hacía porque ya había vivido el dolor que provoca el desengaño, el descubrir que el mundo no es ni mucho menos perfecto, pero ni si quiera es justo.
- No lo voy a negar, pero, ¿que gano incluyendo a gente en mi vida? Es mucho más fácil así.- a medida que hablaba veía como su ceño se fruncía y sus cejas se iban juntando, sus ojos viajaban por toda mi cara, como si buscara descifrar el por qué de lo que decía, siempre que estaba con ella me daba esa sensación, como si sus ojos pudieran ver mi alma y yo ni si quiera pudiera llegar a la superficie de lo que ella era, un enigma en toda regla.
- No te creo.- dijo después de lo que parecieron largos minutos de silencio en lo que ambos nos entretuvimos intentando leer la mente del otro- No es fácil estar solo, pero tampoco es fácil estar mal acompañado. Te diré lo que creo...- hizo una pequeña pausa, pero la animé a continuar con un movimiento de cabeza, no sabía que decir en este momento, pero quería escucharla, a raíz de nuestros encuentros había descubierto que me encantaba escucharla, después de todo es mi única manera de conocerla de verdad- creo que te alejas de la gente como un castigo a ti mismo, creo que por mucho que des esa imagen de ególatra al que le gusta mirarse en los espejos y hacer pesas, la realidad es otra muy distinta, y que no te crees merecedor del aprecio que podrías recibir.
Mi mirada volvió al cielo como un intento de huir de sus ojos, definitivamente sus ojos podían leerme el alma y eso era aterrador. Note una punzada en el estomago al escuchar sus palabras, como si ese vacío del que hablaba la hubiera escuchado y quisiera hacer acto de presencia en la conversación, mis ojos se cerraron como un intento de tranquilizarme, pero su suave voz volvió a opacar el sonido producido por las ramas de los arboles.
- No estas solo.- mis ojos se abrieron, para verla a ella, su pelo seguía rebelde y sus labios se elevaban en una sonrisa manteniendo sus dientes ocultos tras estos.- Max te quiere, nunca te lo dice, pero lo hace. Su madre también te quiere...- mis ojos se oscurecieron, ella no podía quererme, tampoco quería que lo hiciera, al ver mi cambio de semblante continuó hablando de forma apresurada- se que no es tu madre, y nunca lo va a ser pero la he visto mirarte con preocupación, y uno solo se preocupa por la gente que le importa.
-¿Y tú?- la corte rápidamente, lo que decía tenía sentido pero no quería seguir hablando de la madre de Max.
- ¿Yo?- ladeo la cabeza en confusión, parecía hacerlo a menudo cuando no entendía algo, recordándome a un pequeño cachorro, como respuesta a su pregunta me limite a asentir.- Casi no nos conocemos... pero me caes bien y me importas.
Mi mano se levantó como un resorte acercándose a su cara, en un principio parecía desconcertada, pero no le dio tiempo a formular una palabra cuando mi dedo indice se dedicó a alejar el pelo de sus ojos, dándome una vista despejada de su rostro. Sin pensarlo demasiado giré mi cuerpo, quedando recostado sobre mi codo derecho, consiguiendo una distancia mucho menor, la cual necesitaba seguir reduciendo.
Mi mirada se separo de sus labios para mirarla a los ojos, busque algo en ellos que me indicara si podía continuar o si quería que me alejase, no recuerdo cuando fue la última vez que me preocupé tanto porque una chica estuviera cómoda, y cuando sus ojos volaron a mis labios lo tome como la señal esperada para acortar por completo la distancia.
Mi nariz chocó con la suya y sentí como nuestros labios se rozaron debido a una respiración profunda. Nunca había sentido unos labios tan suaves y sabían a cereza, era un beso inocente, lento y sin lengua, algo completamente fuera de mi zona de confort, pero era un beso de verdad, no un simple roce de labios. Cuando terminamos el beso, nos separamos únicamente lo suficiente como para mirarnos a los ojos y entonces para mi sorpresa, ella tomó mi cuello y se acercó de nuevo, siendo este un beso más profundo, uno en el que nuestras lenguas bailaban al mismo compas, no había apuros, ni dobles intenciones, era un beso dulce, de esos que no te hacen sentir deseado pero si querido.
No sabía qué significaba esto, y me daba miedo preguntar y romper la magia del momento, yo no soy un hombre de una mujer y si ella pretendía que cambiara por ella no podría hacerlo pero tampoco me creía capaz de alejarme por completo de ella. Al principio me había capturado su aura misteriosa, el reto de descubrir cual era su secreto, ahora todo lo que nos rodeaba estaba en un segundo plano y lo que tenía mi completa atención era la morena frente a mi, después de un beso que tuvo que finalizar por falta de aire, su mirada estaba clavada en la mía y sin decir nada se recostó de nuevo en la hierba y cerró los ojos respirando profundo, por mi parte, no podía alejar mi mirada de ella.
No sabía qué me estaba haciendo, pero lo odio.
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Quiero odiarte (Billy Hargrove x Eleven)
FanfictionBilly acaba de llegar a Hawkins y ya es la comidilla del pueblo. El hace lo que quiere, cuando quiere y con quien quiere. Eleven, después de cerrar el portal el año pasado decide intentar tener una vida normal, esto es difícil cuando llega Billy. T...