- Fin Flash Bac -
Cuando llegué a la bodega, abrí la puerta gris, y fui al primer casillero, saqué un montón de cosas como cartulinas, lápises, pinceles y entre otros.
Si se preguntan porque están las cosas de estudiantes aquí y con llave, no tengo ni la menor idea. Seguramente los maestros las organizan y bueno, intentan que no se robe nada.
Abrí el segundo casillero y cogí serpentinas, porque además de eso habían hojas de blog que no necesitaba, en el salón habían de sobra.
Abrí el último casillero y cogí globos, sí, era muy raro que hubieran globos aquí, no creo que los estudiantes los trajeran, o si?
Salí de ese lugar, no había pensado en algo: ¿Con qué excusa le llegaré a la maestra? De dónde saqué todo esto?.
Piensa Ema, piensa...
Lo único que se me ocurrió fue dejar las cosas allí, correr a mi salón y preguntarle si podía ir a la tienda a comprar algo para la bienvenida, y gracias al cielo accedió.
Estaba muy feliz, pero de repente se levantó Max de su mesa.
Max era una personita que... Bueno, no me caía muy bien, siempre hemos tenido problemas.
—Maestra, puedo acompañarla—?
No, por favorcito, no.
—Ah, no, no te preocupes, puedo ir sola—.
Dije intentando no sonar muy nerviosa.
—Bueno, Max, te agradezco por querer ayudar a tu compañera, es un acto muy bondadoso, pero prefiero que vaya sola, así nos evitamos que nos llamen la atención a todos, a mí por dejar salir tantos alumnos, y a ustedes por no respetar la clase—.
Gracias Diocito, gracias...
salí de el salón y fui corriendo hacia la bodega con el Jesús en la boca, ojalá no me hayan robado nada.
Hoy están siendo atendidas mis súplicas, estaba todo completo y tal y como lo dejé.
Llegué al salón y les repartí las actividades a mis compañeros:
—Dulce, Violeta: Ustedes con sus magníficas manos harán un hermoso cartel, dejen volar su imaginación a ver que decoración le ponen y, obviamente, que escrito—.
—Si señora—, dicen en tono militar.
Obviamente a mis amigas las tenía que encargar de lo más importante, ellas saben lo que me gusta y yo que pondría en ese cartel.
—MUCHACHOS—, grité.
—Todos nos vamos a poner en el proceso de decorar el salón, les voy a entregar los globos y las serpentinas para que nos pongamos en eso—.
puse todo en el pupitre del centro, y comenzamos a decorar.
Quedaban solamente 10 minutos de clase, pero ya todo estaba listo, tenía unos excelentes compañeros decoradores; eh?.
—OIGAN—, grité nuevamente.
¿—Puedes dejar de gritar? Nos vas a dejar sin oídos. Está bien que tú seas la organizadora de todo esto para tu, AMIGUITO Matteo, pero no tienes porque gritarnos—.
Dice Max enfatizando en la palabra Amiguito.—Bueno, em, lo siento, pero era para que me escucharan—.
Yo no soy de peleas, pero cuando me enojo si les digo sus verdades en la cara, y no de la mejor manera.
Lastimosamente en este caso no podía porque estaba la maestra, pero tenía unas ganas incomparables de decirle todo en su cara de baboso.
—Bueno chicos, tenemos que decidir que regalo le compro a Matteo, tiene que ser algo muy especial—.
—Yo propongo que le demos un sapito—, dice Max.
Todos ríen al unísono.
—Yo propongo que le des algo que salga de tu corazón, algo que tú creas que es especial, algo que le guste, que le impacte—..., dice Lili.
Lili es la nerd del salón, casi nunca habla, es muy buena persona.
Ella me ayudó cuando no tenía amigas, ella sabía prácticamente todo de mí.
Ya no estoy con ella porque se enojó conmigo cuando comencé a hablar con Dulce y Violeta, pero yo no le iba a rogar para que estuviera a mi lado, allá ella con sus desiciones y enojadas extrañas.
Volviendo al punto, esa idea fue la que más llamó mi atención, así que pregunté si todos estaban de acuerdo y dijeron que sí.
Inspeccioné muy lentamente el cartel que habían hecho mis amigas, parte por parte y claro, les había quedado hermoso, yo diría que perfecto.
Me despedí de la maestra y de todos, les di las gracias y me fui a mi casa para pedirle permiso a mi padre para salir.
Mis amigas me estaban esperando afuera para llevarme a comprar el regalo.
Le dije a mis padres que me iba solamente al centro comercial, pero que tenía mucha hambre así que necesitaba bastante dinero.
No sabía que tenía fama de ser tan comelona, sin creerlo, me dieron lo necesario para un regalo, creo que hasta me sobraba más.
Fuimos a varias tiendas, pero no me decidía por nada.
Vimos ropa de la mejor marca, zapatos, dulces y entre otras cosas hermosas que no llamaban mi atención para Matteo.
Pasamos allí horas, hasta que ya eran las 8 de la noche, hora en la que cerraban el centro comercial.
Estaba tan enojada, que no había alcansado a escuchar la voz de dulce.
¡—Ema—!.
—Eh?—
—No le compraste nada, ¿Ahora qué vas a hacer—?.
—No lo sé Dulce, estoy muy enojada, no le quiero llegar sin nada a Matteo, me duele todo lo que le pase, su abuela está muerta lo entiendes? Soy su novia, tengo que darle algo especial—.
—Mira: Si Matteo te ama realmente, entenderá que un regalo no lo es todo en la vida, lo que importa es que estarás ahí con él, y que, por supuesto, le organizaste esa hermosa bienvenida—.
—Sí, lo sé, pero parte de esa bienvenida era el regalo, y no pude hacerlo, es que nada me convencía, tenía que darle algo fantástico, no cualquier cosa cliché de una tienda cara—.
—HEY, CHICAS, YA VAN A CERRAR, ¿Se van a quedar aquí adentro—?, dice Violeta.
—Ya vamos—, gritamos al unísono.
—Bueno, vámonos, ya no le di nada—.De camino a mi casa solo pensaba en el regalo de Matteo, no sabía que iba a hacer, me sentía muy mal, ya ninguna tienda estaba abierta, eso es lo que odio de esta ciudad, cierran todo muy temprano.
Si lo hicieran más tarde, tal vez tendría tiempo para escoger algo...
Me bajé del auto y me despedí de mis amigas y de la mamá de Dulce, entré a mi casa y directamente fui a mi habitación.
Cerré la puerta con seguro, así nadie podía entrar.
Pasaron 5 minutos, estaba pensando en posibles soluciones, estaba calmándome y pensando con claridad, pero como todo en la vida, nada es para siempre.
Mi padre tocó la puerta insistentemente:
—Ema, ábreme inmediatamente, ¿Cuántas veces te he dicho que no le pongas seguro—?.
—Ema, mi amor, abre—, dice mi madre.—No les voy a abrir, estoy haciendo la tarea, ¿Me podrían dejar en paz por un momento en su vida—?.
No quería hablarles de ese modo, pero mi día no había sido para nada bueno:
Resivo esa terrible noticia, me tengo que aguantar al estúpido de Max y lo peor del caso, ¡No sé que darle a Matteo!.
No sé que voy a hacer.Después de mucho tiempo, mis padres se cansaron de insistir y se fueron, en esse momento le agradecía a todos los santitos que estén allá arriba, necesitaba toda una noche de soledad...
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Amor Sin Fronteras©
RomanceEma Thomson es una adolescente normal: Con unos padres que la adoran, que le cohíben y prohíben ciertas cosas que, según ellos tendrá que cumplir. Con una escuela a la cual asistir, y, sobre todo, con un corazón con emociones inexplicables, como lo...