Capítulo 11: viejos recuerdos

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Entramos a Artes, gracias a Dios era la última materia del día. La maestra nos puso un trabajo de hacer un dibujo libre, y me apuré para hacerle uno a Matteo: Este era un corazón, parecía un arcoíris, estaba pintado de muchos colores. Me hubiera gustado ponerle un texto o algo por el estilo, pero no podía hacerlo ya que iba a ser calificable, y luego teníamos que exponerlo. No es que me diera pena de ponerle algo, pero como saben nuestra relación era un secreto y lógicamente me daba miedo que esto llegara a mis padres.
Terminé mi dibujo y se lo entregué a la maestra, fui la última porque aunque no fuera algo tan ingenioso intenté hacerlo lo más hermoso posible.

Quedaban 35 minutos de clase, así que le pedí permiso a la maestra para decir algo en voz alta y accedió:

Chicos, como el maestro Samuel nos dijo tenemos que apoyar a nuestro compañero, ya que como sabemos su abbuela está muerta. Que tal si aprovechamos estos minutos restantes para prepararle algo, que sea increíble, que lo deje deslumbraddo. Denme su opinión.

Dulce se levantó de su asiento e hizo una seña de que estaba de acuerdo,  y gracias al cielo los demás tenían una cara de también estarlo.

Rompí el silencio y dije: Que les parece si cada uno escribe en un papel la idea que tenga para aplicarla, después de eso elegiremos la más ingeniosa, obviamente yo también la escribiré. No se preocupen, puede ser anónimo, no es necesario que pongan sus nombres...

Al cabo de un rato estaba residiendo todos los papeles, en total eran 30.

Los leí rápidamente y no sabía cual elegir, así que le pedí ayuda a la maestra.

Había uno un poco arrugado, parecía hecho de gusto, pero por suerte la letra era entendible. Éste decía: Yo propongo que decoremos el salón, le pongamos globos y entre otras cosas, y que compres algún regalo de parte de todos y, obviamente mañana te damos el dinero...

Esa idea fue la que más me gustó, pero no sé, faltaba algo más. La maestra cogió el papeel e hizo una expresión de estar averiguando algo, y le pregunté que era. Me lo entregó y me señaló la parte de atrás. Estaba indescifrable, la letra estaba inentendible, y el estar arrugado tampoco dejaba que se entendiera.

Me lo guardé con intriga en el bolsillo, pensando que tal vez en mi casa podría leerlo con más calma. Le dije a la maestra que no era nada, y dije la idea en voz alta para que escucharan todos.

Pedí permiso para ir al baño, hasta hice cara de no poder más con mi vida, ya saben, mi exageración.

Salí y fui a la bodega de la escuela, allí habían muchísimas cosas que desperdiciaron los alumnos de hace años, tal vez allá encontraría globos, serpentinas y todo para decorar.

Si se preguntan como tenía acceso a esa biblioteca... Uuum bueno, devolvámonos al día en el que, bueno, robé la llave.

Flash bac - Un año atrás -: En recreo estaba caminando por todas las instalaciones del colegio, ya que en ese entonces no tenía amigas. Fui a un lugar en el que había un letrero que decía PROHIBIDO PASAR. Como no tenía nada que hacer, decidí pasar. Total, no creía que hubiera nada allí, seguramente solo tenía alguna sala oculta... Sí, nada anormal, verdad? Bueno, en ese momento no me importaba nada.

Cuando pasé, habían árboles de todo tipo, habían unas flores hermosas y con un olor que mi nariz nunca antes había sentido. Seguí caminando y los árboles cada vez se hacían más altos. No veía nada raro, hasta que volteé hacia el lado derecho y, efectivamente, había una puerta de color gris y a su lado un cofre pequeño: Era muy hermoso, su color era dorado y a su alrededor tenía unas piedras que al parecer eran bastante antiguas. No aguanté la curiosidad y lo tomé entre mis manos, lo observé más de cerca e intenté subir la tapa pero no abrió, era de esperarse.

Lo solté cuidadosamente y fui hacia la puerta gris, giré la perilla pero tampoco abrió, seguramente dentro del cofre estaba la llave.

Miré todo nuevamente, y vi más arriba y me di cuenta que había una ventana, estaba cerrada pero tal vez podía abrirla no? De pequeña mi padre y yo íbamos a un lugar para escalar, yo no era muy buena pero puede ser que esas malas escaladas me fueran útiles en este momento.

Subí un pie, luego otro y fui subiendo y subiendo, hasta que no sé como pero lo logré. Me sostuve de una rama que había detrás de mí con mi mano izquierda, y con la otra intenté abrir la ventana y, no surtió efecto.

Con mucho esfuerzo me bajé y busqué algo que pudiera utilizar para quebrar el bidrio, y oh sorpresa! Había una botella de bino al lado de la rama que usé anteriormente, la agarré y con las manos temblorosas la lancé hacia la ventana...

Amor Sin Fronteras©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora