Se entregaron los objetos del trueque el uno al otro. Sin darse la vuelta se fueron separando lentamente poco a poco. La tensión crecía en el inexperto Rultán, volviendo a sentir su anterior flaqueza. Como una granada que te estalla al lado y ensordece tus oídos entumeciendo tus sentidos, todo se había vuelto sordo, de invisible sentido. ¿Qué pasará? Sudando Rultán se acercó a Imizael cual gatito que busca cobijo en su madre. Por fin se dio la vuelta observando que ella estaba cubriendo sus espaldas.
- Salgamos de aquí lo antes posible - una seria Imizael le pone la mano en el hombro susurrándole al oído-
Asintió nuestro emisario, desataron las cadenas del príncipe y lo cargaron a sus hombros para poder caminar. Este susurró algo a los oídos de ambos: Trampa. Susurraba con sus labios secos y desnutridos maltratados por los abyectos mercenarios. Imizael asintió y le dio agua para que bebiera y algo así como lo que en este mundo conocemos como "barrita energética" para que recuperara algo de fuerzas.
- Toma, bebe y come, recobrarás energías. - Afirmó con dulzura nuestra mercenaria.
Entonces siguieron caminando, volviendo al pasillo. Seminul irradiaba un calor especial que Rultán conocía, calor propio de su especie, que para él descifraba algo que iba a acontecer. Y, poco a poco, consiguieron salir del puesto de mando. Fueron por el mismo pasillo infinito y oscuro del área este de la nave por el que habían venido. Siguiendo sus propios pasos, y ya aparentemente a salvo, contactaron con el acorazado que les escoltaba en el espacio exterior, negro y vacío, yermo y hostil. El acorazado era oasis.
- Aquí Imizael, el intercambio ha sido un éxito. Repito: El intercambio ha sido un éxito.
- ¡Recibido! - se oye la despreocupada voz de los compañeros de Rultán celebrando en la nave a lo que Sherezal, la rakastán, respondió con una mirada penetrante de furia y miedo oculto. Imizael interrumpió el amago de pronunciación de Sherezal-
- ¡Aviso! ¡Nuestro príncipe está grave! Y sospecha que los mercenarios van a atacarnos. Repito: ¡Sospecha de ataque!
- Afirmativo. Lo habíamos previsto. - La algarabía de la nave feneció de súbito.
- El Príncipe no puede valerse apenas por sí mismo, pero parece que está recuperando las fuerzas. Se le ha nutrido con agua y comida. Los mercenarios van a tener todo el tiempo del mundo para tomarnos la delantera por la zona oeste de la nave hasta el puerto. - Sigue informando la informal Imizael.
- Roger. Vais a tener que aguantar. Sí que vemos movimiento por las - La rakastán se detiene y exclama lejos del micrófono órdenes casi incomprensibles para nuestros tres protagonistas.-
- ¿¡Todo bien rakastán!?
- ¡Aviso, todos nuestros radares han sido inutilizados, parece ser que han lanzado una potente señal anti sensores! ¡No recibimos señal!
- Se confirman nuestras sospechas, chicos, ¡aquí va a subir la temperatura! - ríe Imizael con ganas de acción cargando con el enviado al príncipe. - ¡Es hora de hacer lo que mejor se me da! ¡Démonos prisa!
Imizael, Rultán y Suminul aceleraron el paso hasta llegar al final del pasillo eterno donde dejaron reposar a Seminul que tomó la ropa de Rultán que miraba por todos lados buscando algún peligro mientras que nuestra gran can se aventuraba a comprobar las salas contiguas. Aprovechando la soledad el monarca heredero se decidió a confesar con esfuerzo:
- Hermano, siento una magia extraña en esta nave. Antes me dio energías pero me siento mareado y tan fuerte como débil. No sé muy bien qué está pasando, es como si hubiera un ente en este lugar, una energía consciente... Sé que nos ayudará aunque aún no sé muy bien cómo.
Después de un instante de duda, de decisión y de reflexión:
- Está bien, mi príncipe. - Asentía un esperanzado emisario.
Imizael vuelve de la breve ronda de reconocimiento:
- Tenemos malas y buenas noticias. Parece que el enemigo está en posición. Lo bueno es que sé exactamente cómo impedir que muráis. Hay un conducto oculto por el cual podréis meteros y que todo recto lleva a la zona de embarque. Lo malo es que esa será la zona más protegida... Aún así yo no iré por el conducto ¡para librarme de todos los enemigos posibles de paso! Hahaha, ¡me encanta mi trabajo!
- Ehm... bueno, al menos es algo así como un plan... - opina el enviado -
- ¡Aquí Nave de apoyo, enviaremos refuerzos para abrir paso en la zona de desembarque!
- Perfecto, así estarán divididos. Vosotros atacad en ese extremo, yo atacaré desde aquí.
- ¡Afirmativo!
Tras una pequeña pausa dirigiéndose a los conductos por los que Seminul y Rultán deberán cruzar hasta el embarcadero.
- Imizael, ¿de verdad crees que el príncipe podrá ir por esos pasillos y conductos?
- Si... La barrita energética que le dí era especial. La utilizamos los guerreros de toda índole cuando estamos seriamente heridos o a punto del desmayo para darnos fuerzas y entumecer el sentido del dolor. En un rato, cuando le haga efecto, estará falsamente como nuevo. Lo que quiere decir - refiriéndose al príncipe - que no deberá excederse aunque se sienta como si hubiera dormido tres días seguidos.
- Entendido. Agua, por favor.
Imizael le vuelve a dar de su cantimplora, bebe ella un poco y la entrega a Rultán.
- Mantenlo hidratado - ordena Imizael -
- Sí - un atisbo de orgullo, admiración y una esperanza fortalecida nacen en el corazón del joven Emisario -
Imizael hace un burdo mapa con lo que tiene a su alcance para que Rultán lo memorice. Como nuestra atractiva protagonista indicó, es prácticamente un largo pasillo retorcido pero que lleva directamente al embarcadero.
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Vacío, oscuridad y balas
Ciencia FicciónHistoria de una mercenaria que encuentra una codiciada y misteriosa base estelar de una antigua civilización. Su camino para encontrar el tesoro que hay en ella se tornará en una apasionante aventura que ¡no te quieres perder! Información extra para...