Seminul ya se encontraba casi eufórico por la barrita especial que nuestra sádica heroína le había dado. En su mente había tenido una conversación con la energía de los Antiguos que quedaba en la nave. Una energía que había permanecido en letargo durante miles de años. Ahí aislada en el cuerpo cadavérico de una nave envejeciendo lentamente en el espacio, a la deriva, destinada a permanecer en soledad por los tiempos de los tiempos. Dicha energía había sido aceptada por el Príncipe, volviendo a ser parte de la Vida para escapar de su cárcel de recuerdos detenida en el tiempo. Y esta estaba guiando a Seminul e indicando ayudas para que este relato tenga un final feliz.
- Rultán, querido amigo. Debo hacer algo. Tú tienes que ir por ese conducto que desemboca en el embarcadero tres, que es donde está la nave de la rakastán.
- ¿Y vos qué haréis, mi príncipe?
- No te preocupes por mí, ¿te acuerdas de lo que sentía antes? Se ha vuelto uno conmigo. Sé exactamente lo que debo hacer.
- Confío en vos - afirmó mirando con ojos preocupados mas obedientes a su príncipe.
Rultán se apresuró para llegar raudo a la nave para permanecer lo más alejado posible de ser un estorbo. Su amiga Naray lo estaba esperando en la desembocadura.
- Por fin llegas, ¡habéis tardado mucho! ¿¡Y el príncipe!? - Grita espantada.
- Disculpa, desde luego no es que haya sido fácil dejarle. Pero nuestro príncipe me ha pedido que confiemos en él.
- Bien, toma este arma y escóndete tras esa chatarra. No sabemos si hay algún enemigo escondido. Tú serías nuestra última defensa, aunque esperemos que no tengas que disparar... Nos podrías matar a todos tu solito con esa puntería tan acertada que tienes.
- ¡Jarr, jarr! - ríe caricaturescamente en ironía -
Mientras tanto Seminul tomaba un rumbo distinto. Imizael ya no tenía balas. Por un momento la lucha se pausó. Akahata disparaba en cuanto veía algo moverse, pues con la confusión ya no sabía dónde estaba nadie. Sin embargo estaba rodeado por sus mercenarios que portaban algo así como escudos de energía parecidos en forma a los escudos de la armada romana de antaño - para que me entendáis, vamos - Estaban dispuestos en una formación que rodeaban al capitán Akahata con los escudos dejándole una abertura perfecta para disparar en cualquier dirección sin miedo a ser contraatacado. La raskatán en algún momento intentaba acertar o dar a los pies de los mercenarios, pero no le daba tiempo a apuntar debidamente sin que Akahata que tenía una gran intuición disparara antes cerca de ella. Con ambas manos armadas con sus FoDBlasters y con dos frentes a los que atender, se hacía notar la gran experiencia en batalla que tenían estos mercenarios. Su posición parecía infranqueable.
- ¡Venga! ¡Cobardes! ¡Intentad matadme ahora o callad para siempre! -Gritaba a pleno pulmón el, ya seguro de su victoria, capitán.
Imizael sonreía desde su escondite con ganas de aniquilar a ese fantasma, así que le miró y descubrió algo que realmente no se esperaba. ¡SEMINUL ESTABA ENCIMA DE ÉL! Arriba colgado del tejado. Pareció que la rakastán y ella se dieron cuenta a la vez. Seminul miró a Sherezal. Seminul miro a la Xilzalor. Todos entendieron el plan de Seminul, si es que era suyo.
Imizael, la Xilzalor, lanzó su puñal a los cielos. La rakastán Sherezal Jaman dio orden de disparar y dispersarse, Rultán incluido. Seminul alcanzó al vuelo el puñal, cayendo hacia Akahata y lo cargó con toda su nueva magia. Viendo cómo caía sobre él Akahata haciendo uso de su habilidad intuitiva sin tiempo para alzar sus blasters a él, la muerte se cernió sobre él con un humo oscuro y luminiscente. Humo que caía desde el puñal clavado en la moribunda cabeza del pirata desintegrándole por dentro. El impacto mágico creó una onda casi imperceptible que los acólitos menores que sostíanen los escudos sufrieron dejándolos desmayados.
Seminul cayó del cuerpo fenecido golpeándose y quedando aún más herido de lo que estaba perdiendo así el conocimiento. Corriendo todos hacia él, los soldados se encargaron de aprisionar a los acólitos mientras nuestros dos héroes se hicieron cargo del tercero que yacía sonriente como si durmiera.
Imizael se subió a su nave con Naray y a la velocidad de la luz fueron al clan Shatir, los guardianes de lo que algunos llamaban La Flor de los Genios y otros como el Lis de Sannih-Jámadran.
De vuelta al hogar
Allí una vez todos curados, se hizo una gran ceremonia donde Imizael fue interpretada como Enviada del clan Xilzalor y se les declaró eternos aliados de los Shatir condecorando su valentía y decisión y regalando a Imizael un premio de gran valor monetario. A Rultán se le nombró Visir del príncipe y se le condecoró con la medalla a la astucia y al conocimiento. Por haberse interesado en la integridad de la nave de los Antiguos que poco después fue traída a ese mundo para ser investigada con todos los respetos posibles.
Seminul fue recibido con los brazos abiertos. Siendo descubierto como alguien mucho más maduro, convertido en prácticamente un sabio se fue de peregrinación por el universo por una larga temporada adquiriendo todos los conocimientos de los Antiguos que le guiaron por siempre.
Y así mis queridos amigos concluye esta emocionante aventura llena de lecciones ocultas como la vida misma. Ha sido un placer ser vuestro narrador y espero volver a veros pronto. Y por si os lo preguntáis sí, Imizael no me ha dejado estéril ni me ha cortado la lengua.
+ ¡Tampoco soy tan malvada!
+ No pero si sigues así dejó de contar tus historias.
+ ¡Pero si eras tú quien quería contarlas!
+ Señor Narrador, ella tiene razón.
+ ¡Ugh! ¡No te pago para ponerte en mi contra!
-- Y finalmente, todos se rieron --
Fin
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Vacío, oscuridad y balas
Ficção CientíficaHistoria de una mercenaria que encuentra una codiciada y misteriosa base estelar de una antigua civilización. Su camino para encontrar el tesoro que hay en ella se tornará en una apasionante aventura que ¡no te quieres perder! Información extra para...