Estaciones del tren

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Siempre me ha aterrado lo nuevo, tienes que adaptarte y conformarte con lo que tienes y obligarte a ti mismo a sentirte bien con eso. Estaba harta de fingir ser fuerte y decidida, buscando no hacer sentir mal a los demás, ellos no tenían consideración de mí, entonces no tendré con nadie más. Viajaba en el autobús de la 95 con dirección a Warwick. No había podido dormir en todo el viaje, sentía que los nervios me chupaban la sangre, no como mi santa amiga Fiona Harrison, donde llevaba 30 minutos babeando mi Jacket. Hoy me matricularé en la Universidad de Brown, única universidad donde había sido aprobada por mi estupendo ensayo acerca de la estupidez humana. Miro a Fiona y le agradezco internamente que había ido a buscarme a mi ciudad natal y darme la valentía de soltar y disfrutar mi nuevo comienzo. A partir de ahora viviré con ella en un pequeño apartamento cerca de la universidad. Veo los árboles pasar a gran velocidad y empiezo a ver mi vida reflejada en ellos, dicen que la vez pasar al morir, pero no, la vez cuando no sabes qué hacer con ella, o cuando tus padres te miran preguntándote silenciosamente cuando te irás de la casa, es simplemente penoso.

El autobús se detiene en la parada India St, aprovecho el movimiento del del mismo para tirar hacia el pasillo a Fiona.

- Oye que te pasa- espetó Fiona confundida - ¿Ya llegamos?

- Pues sí, y no hice nada tengo mi mochila no podía agarrarla a las dos- dije inocentemente

Bufó molesta y se paró sacudiéndose las Crips Chips que habían regadas en el autobús. Bajamos apresuradamente antes que el chofer decidiera continuar con su camino.

- ¿Y ahora qué? – Pregunté al ver que nadie nos estaba esperando. - ¿Dónde está el que nos iba a pasar a buscar?

- Pues perdone usted marquesa, pero nadie nos va a pasar a buscar, no somos tan importante – expresó burlándose levemente de mi pregunta. – Ahora tenemos que tomar un taxi hasta la residencia y pan comido, a disfrutar de la libertad- espetó con tono alegre.

Levanta su mano levemente y hace señas a un carro amarillo pollito. Este se detiene y sin mirarnos extiende su mano hacia atrás y abre la puerta, ese movimiento sin lugar a dudas puede traerle problemas en un futuro. Fiona me pasa un papel lleno de líneas verdes y dibujos de bus azules.

- ¿Qué es esto? – Pregunté confundida

- Pues eso es lo que te salvará en esta ciudad, ahí tienes cada parada de autobuses más cercanas, hacia donde se dirigen y cada establecimiento de comida rápida. – Dijo orgullosa del papel que tenía delante de mí.

- Vaya e hiciste eso tu sola, eso si que me sorprende – Dije con tono de burla.

El taxi se detuvo en una casa de dos plantas, un poco contemporáneo, con un verde jardín delante y caminito de piedra en medio. Nos bajamos del taxi y me ayuda con las dos únicas maletas que pude sacar de mi casa, me quedo como estatua en la acera sin poder mover mis pies.

- ¿Qué pasa? – Preguntó confundida al ver no le seguía el camino.

-Fiona ¿Dónde está el apartamento pequeño del que me hablaste? Esto es una casa, bonita pero una casa.

- Pues, es tipo departamento, tal vez tenga que decirte algunas cosas primero, pero, antes de entrar te hago entrega oficial de tus llaves, y le añadí un lindo llavero de Lilo y Stitch. – Dijo un poco dudosa.

Sospecho que hay varias cosas que esta niña aún no me ha dicho, pero primero quiero despojarme y disfrutar de un buen baño antes de empezar con el interrogatorio.

Abre la puerta grande y de madera, todo tiene una ligera combinación de gris, negro y blanco. Algo sutil, sin exagerar a lo demasiado.

-Llegué – Vociferó Fiona desde la sala de estar. Alto ahí como que llegué, a quien se supone que le habla, ¿a las paredes? No se supone que viviríamos las dos solamente. Me mira inocentemente como una mirada de disculpas. Respiro como furiosamente por no compartir el pequeño detalle de que viviré con alguien más. No es que me incomode, pero prefiero estar enterada de que voy a estar compartiendo casa con alguien más.

- Mi niña al fin estas aquí, estaba preocupada por ti, se puede saber porque no habías llamado – Dijo una señora atravesando una puerta y abrazando levemente a Fiona. – Esta muñeca debe ser kretchell. – Dijo una vez puesta su mirada en mí. Sonreí levemente me agradaba, daba ese aspecto de abuela preocupada por la barriga de sus nietos, me agradaba mucho esa apariencia, amaba comer e inventar en la cocina.

- Si soy Kretchell Dean, mucho gusto, disculpe mi ignorancia ¿Quién es usted? Es que mi AMIGA, prefirió dormir el camino entero a actualizarme las cosas que podía encontrarme cuando llegara. – Dije levemente molesta y mirando de soslayo a mi amiga que se ubicaba al lado de la abuelita. Donde me dedicó una sonrisa nerviosa.

- Típico de mi niña. Yo soy Daniela Marte, me encargo de la alimentación de las personas que viven en esta casa. Ahora Fiona te dará un tour por la casa para que conozcas tu cuarto – Dijo dulcemente. Sonreí ante su cara amable que me expresó, sin lugar a duda esta mujer será el cielo para mí.

Fiona se movió rápidamente a tomar una de mis maletas para llevarla arriba, donde la seguí inmediatamente.

-Se puede saber porque no me dijiste nada de esto, no me iba a enojar ni nada – Dije un poco enojada.

- ¿Que no te ibas a enojar? Vaya que lo haces muy bien- Dijo irónicamente.

- No estoy enojada por eso, me ocultaste información eso es algo que no me gusta y lo sabes perfectamente, ahora en estos momentos me dirás todo lo que debo saber. – Dije esperando que empezara por la narración barata que iba a soltar.

- Pues te diré, pero lo demás lo iras descubriendo mediante el tiempo, y cuando lleguen los demás – Dijo tranquilamente. – Ahora te enseñaré la casa. Hay 5 cuartos en la parte de arriba – Dijo mirándome fijamente, y dicho esto me encontré con un pasillo de tres puertas de cada lado.

-Hay seis. – dije confundida. Me miró molesta por haber interrumpido su discurso. Respiré dramáticamente e hice un ademan para que continuara hablando.

- Bien! Empezamos por el lado izquierdo, la primera es mi habitación, la segunda es la tuya y la última del fondo es un GYM – Dijo alegre. – Vaya! ¿tenemos GYM? – Dije asombrada, no era de los que realizaba mucho ejercicio, pero a veces empezaba a realizar programas online para no sentirme tan mal conmigo misma. – Del lado izquierdo, la primera habitación es de Erick Lombardo, un idiota que conocerás a su tiempo, la segunda, de Noah Campell ese es mi primo de crianza, no es más que un solitario amargado y la última puerta es de visitas que usualmente se quedan varias personas a dormir, bien entendido ahora entre a su cuarto y acomoda tu ropa y tus cosas, me tomé la libertad de comprarte algunas cositas para que pudieras sentirte más cómoda. – Dijo con una leve sonrisa.

- Gracias por todo lo que haces – Expresé con mis ojos aguados. Odiaba llorar y eso ella lo sabia y se empeñaba en ponerme en situaciones similares. Entré a mi cuarto y me encantó, todo llevaba una pequeña combinación de blanco y gris, aquí sin duda era el color de momento, me auto programé para comprar algo de colores pasteles para darle un poco de vida a este lugar. Inmediatamente me puse a desempacar, en un escritorio aun lado del cuarto me fijé que este contenía cuadernos y lápices, el estante de libros carecía de estos, pero me propuse a llenarlos de momento acomodé los dos únicos libros que llevaba conmigo, Futuras esposas de Américas y Mis 500 locos.

Decidí que no iba a completar mi inscripción en el día de hoy e iría mañana, hoy me encontraba agotada por el viaje, me fijé en una puerta blanca dentro de mi cuarto y me sorprendí que este era mi propio baño y agradecí el pequeño detalle que tenia esta casa. Me tiro estrepitosamente en la cama y suspiro de gusto y me dispongo a descansar un momento antes de bajar a cenar, y mentalmente agrego un nuevo propósito a mi lista donde únicamente tenía tres, permitirme ser feliz. 



Y este es mi primer capitulo espero que les guste y me apoyen, compartan con sus amigos y me hacen saber su opiniones, díganme cual es su parte favorita.... 

Fixing Our LivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora