Cap 32

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Arreglos

Arreglos

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Ayla

Estábamos preparando comida para los chicos, pues el tiempo que van a estar aquí, van a arreglar la habitación que será para mis niños. Ya habían puesto las cunas, y cada cuna tenía un símbolo o un dibujo, sin mencionar que las cunas eran de color negro, blanco y aguamarina. Esa fue idea de mi tía, la negra tenía un símbolo de un cerbero pero versión cachorro, para que no se asuste el bebé, la blanca tenía una luna, y la aguamarina un delfín. Yo había propuesto que todas las cunas fueran blancas, pero como siempre, nunca me hacen caso.

Después de entretenerse con la decoración de la habitación, tuvieron que regresar de nuevo al campamento. Los iba a extrañar, pero en vacaciones me vendrían a visitar.
En cuanto a los dioses, ellos si me venían a visitar, en especial Afrodita, Atenea, Perséfone, Deméter y mi madre. Papá venía debes en cuando, Apolo ni se diga, solo espero que cuando nazcan mis niños, no los reciba con uno de sus haikus. Hades, no ha dado señales de vida.

—Más vale que tus niñas tengan un sentido de la moda en un futuro — menciona Dita.

—Y otra vez con lo mismo. Son mejores si desarrollan el intelecto —opina Atenea

—Y si mejor esperamos a que nazcan y crezcan —les propongo mientras Perséfone me ponía una Corona de flores.

Ellas se fueron y yo agarré mi computadora para buscar algo con que matar mi aburrimiento, pues el no hacer nada me provoca eso.

Me quedé dormida, y tuve un sueño muy extraño si se le puede decir de esa manera.

Estaba en un bosque, era de día porque podía ver los rayos del sol que traspasaba el frondoso bosque, lucía tranquilo el bosque, transmitiendo una paz y tranquilidad como ninguna. Me adentré más y más, al punto de llegar a un pequeño riachuelo. Contemplé el lugar, pero mi mirada se centró en un lobo de color blanco y gris, el color de ojos que tenía era muy peculiar, porque eran del color del mar, se veía que era juguetón, se alejó corriendo y yo lo empecé a seguir. No sé por cuánto tiempo lo seguí, pero ya era un poco más tarde, y lo supuse por los rayos del sol. Llegué a la costa del mar, lo cual me confundió mucho, pues primero estabamos en un bosque y ahora en la orilla del mar. Vi al lobo y se puso en posición de querer jugar conmigo, pero pude notar que su mirada no estaba dirigida hacia mí, sino a alguien que estaba atrás de mí. Dí la vuelta y observé que estaban un caballo de color café con color blanco en lo que es la parte de las pezuñas y otro lobo, este era de color negro y sus ojos del mismo color. El de color gris y blanco se acercó a ellos y se pusieron a jugar ellos tres; el lobo negro, quién se veía con un semblante serio, le pude ver un brillo juguetón en sus ojos, pero esa mirada me recordó a alguien.












Me despierto y veo que ya era noche, subo a mi habitación y me vuelvo a dormir. Ya de ahí, no volví a tener ese sueño.

Al día siguiente, estaba en la computadora, buscando escuelas por aquí, para que después de que nazcan mis niños, meses después me meta o tome clases en línea, porque quiero darles lo mejor a estos pequeños. Encontré buenas escuelas, pero elegí una que no estuviera tan lejos de casa.

De seguro se han de preguntar, ¿no tienes los síntomas del embarazo?

Sí, si los tengo, pero no como suele ser; por ejemplo, mi madre —la madre de Sarahí— tenía muchas nausaeas y mucha hambre; pero conmigo no pasa eso, lo de comer, sí, las nauseas no. Y si se me hace raro, pero a la vez es un alivio, sino, tortura que sufriría.

—Ya está tu desayuno cariño —me sirve el desayuno y me dedica una sonrisa.

—Gracias tía —me siento—. ¿Y Sara?

—Se está preparando para ir a buscar sus cosas para la escuela.

Sí, mi hermanita va a entrar a la escuela. Mi tía la fue a inscribir, fue un poco de problema, porque en unas escuelas ya no había lugar para ella, pero afortunadamente, encontramos una que sí la aceptó. Así que dentro de unos meses, ella podrá ir de nuevo a la escuela. Mientras que yo, me tengo que esperar, pero bueno.

 Mientras que yo, me tengo que esperar, pero bueno

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Percy

Aún seguía sin creer que voy a ser tío. Pero debo controlar esa emoción para no generar sospechas entre Nico y los demás.

—Hey, sesos de alga, vamos a entrenar —se acerca Jason.

—Claro —nos dirigimos a la arena de batalla.

Estuvimos entrenando toda la tarde, lo cual fue bueno para mí, ya que de esa manera no pensé mucho en la noticia.
Y de esa manera podía ser menos obvio. Y creo que todos lo saben, porque durante toda la semana me han estado manteniendo ocupado.

La Hija de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora