Cap 35

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Nueva vida

Meses después

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Meses después...

Ayla

—¿Quién es el más travieso de la casa? Tú mi niño guapo —estaba cargando a Nico, pues estaba sacando sus piernas en los huecos de su cuna.

—Déjame decirte que tu preciosa Gina, sacó tu encanto —dice Dita.

_Si ves bien a Bianca, tiene un leve parecido al hijo de Hades —comenta Atenea analizando al niño.

Y si, no lo niego. Nico Jr sacó mucho a su padre, al igual que Bianca, porque ambos son de piel pálida, mi pequeña Gina no lo es tanto, y de hecho saco todo de mí.
¿Y saben que es lo curioso? Que Bianca y Gina sacaron mi habilidad de cambiar su color de ojos, y lo mejor es que, el color de ojos de Bianca se transforma en el color del mar; mientras que el de Gina se vuelven de un color entre azul, y del color del mar. Siento que ya he visto ese color de ojos, ¿pero en dónde?

—Yo solo sé que son hermosos estos niños —dice con mucho cariño Perséfone.

No solo estaban ellas, sino que también Percy, Annie y la señora Jackson están aquí, el señor Paul no pudo venir porque tiene que dar clases, pero sé que le hubiera gustado venir; espués de que salí, del hospital se quedaron unas semanas y de ahí tuvieron que regresarse para el campamento.

—¿Ya sabes a dónde te irás? —me pregunta Annie, mientras ella carga a Gina.

—Ayla, ¿recuerdas a a Christine? _me pregunta mi tía y la miro.

—Tu amiga, ¿no? —ella asiente.

_Ella vive en Suiza, y le comenté la situación, ella está dispuesta a ayudar —me explica.

—En serio —me sorprendo ante semejante noticia.

—Pero, ¿no será un problema para ella? —pregunta Annie.

—No, porque ella es una híbrida —responde ella.

—¿Cómo que una híbrida? —pregunta Percy mientras come una dona.

—Ella es como ustedes, pero también como nosotros —responde mi hermana.

—Sigo sin entender —mi hermano tiene una expresión de confusión.

—Se refiere a que ella es semidiosa, pero también una licántropo —aclaro lo que dijo mi tía.

—¿Y de quién es nieta? Me refiero a deidad —pregunta Annabeth.

—Es mi nieta —responde Deméter—. Su madre era mi hija, y ella conoció a uno de su especie. Pero mi hija murió al darla a luz. Su manada de su padre los desterró y se fueron a vivir a Suiza. Siempre voy a verlos, ya que ella nunca fue al campamento, su padre siempre fue un terco, algunas de mis hijas me acompañaban para que entrenarla, actualmente nada más voy yo para enseñarle nuevas cosas —explica.

Nos sorprendió eso, no sabía que si podía existir ese tipo de relación entre un semidiós y un licántropo, pero ya se vio que si se puede.

—Pues entonces nos iremos a Suiza dentro de tres días —afirmo sin más.

Durante esos días empaqué lo que necesitaba. Le comenté a mi madre y a mi padre, estuvieron de acuerdo, me dijeron que las cunas me las iban a enviar.











3 días después...

Ya me encontraba en el aeropuerto, mi tía y mi hermana me iban a acompañar hasta Suiza y después se iban a regresar. Tomamos el vuelo y nos sentamos en nuestros respectivos lugares. Ellas me ayudaron con los niños.

Fue un largo viaje, pero llegamos sanos y salvos. Christine nos vio y saludó con una energía, ella era una mujer de piel blanca, ojos verde esmeralda y cabello color miel y largo.

—Me alegro de verte Bere, sigues igual de soltera —se ríe mientras le da un abrazo.

_Pues la soltería me ha servido de algo —responde mi tía correspondiendo el abrazo—. Te presento a mis sobrinas, Sarahí y Ayla Laforêt —se separan.

—Hola. Y con que tu eres Ayla, Bere me habló mucho de ti, y de tu situación. Déjame decirte que bienvenida al mundo de los semidioses, siempre es un problema con nuestra vida —comenta.

—La entiendo muy bien señora Christine —respondo de manera amable.

_Ay por favor, deja las formalidades, dime Christine, y tus niños me pueden decir tía —dice muy feliz.

Nos dirigimos a su casa, y al llegar, quedé encantada con su casa.

Nos dirigimos a su casa, y al llegar, quedé encantada con su casa

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Es ese tipo de casa que siempre soñé de niña.

—Es muy bonita su casa señora Christine —comenta mi hermana mientras que ambas contemplamos el bello paisaje.

—Gracias linda. Pasen por favor — entramos.

Dimos un recorrido por la casa, y quedé encantada con todo esto.

Dimos un recorrido por la casa, y quedé encantada con todo esto

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—¿Crees sobrevivir? —me ve mi tía con una sonrisa divertida.

—Creo que he sobrevivido a cosas peores —ambas nos reímos.

—Te voy a extrañar mucho Ayla —me da un abrazo Sara.

—Yo también traviesa. Porta te bien —le doy un beso en su frente.

Ellas se fueron con Christine al aeropuerto, mientras yo sacaba unas cosas de mi maleta.
Una luz cegadora cubrió la habitación, pude ver que aparecieron ahí las cunas de mis niños. No hacía falta saber quién fue.

—Muy bien, a empezar desde cero —miro a mis hijos.

La Hija de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora