Las dos mujeres me observaron con asombro. Levanté las manos antes sus miradas juzgadoras.
–¿Nos espías?
–¿Viste a la Mari desnuda? –sonreí ante la pregunta de Alycia.
–No y no. Las vi al pasar cuando fui en busca de nuestros cepillos, lo siento. –Ariana asintió en comprensión, pero la doctora mantuvo su mirada acusadora. La expresión en su cara me dio ganas de besarla. –Solo vi su espalda, no puedo creer que tengas celos de la Mari pero no de Julia.
–Dijiste que te gustaba. –argumentó. Ariana volvió a observarme acusadoramente.
–¡Nunca dije eso! –me defendí.
–Si lo hiciste. –me rebatió con una sonrisa, dejando en claro que estaba bromeando. –Y no son celos. –aclaró. Hice un ademán con la mano para cortar el tema ya que sabía que era en vano discutirlo; nunca lo aceptaría.
–¿Decías? –me dirigí a la hermana, que se había mantenido en silencio. Suspiró con pesadez antes de hablar.
–Sólo se despertó y comenzó a bromear como siempre hace. Se vistió en silencio y no dijo absolutamente nada al respecto. Ni una palabra. Sólo bromas imbéciles sobre estar tan ebria de no ser capaz de llegar a su cama. –acompañó sus palabras con gestos de sus manos. Sostuve una de ellas cuando noté que se emocionaba.
–¿Es la primera vez que sucede algo entre ustedes? –acaricié su mano para tranquilizarla. –Algo carnal, me refiero. Incluso yo he notado que sucede "algo". –hice hincapié en la última palabra. Alycia me retó con la mirada. Gesticulé un "¿qué?", y ella negó con la cabeza sin que la mujer en medio nuestro nos viera.
–Ni yo sabía que algo sucedía, en realidad. No sé qué pasó, ni siquiera supe que me gustaban las chicas hasta la noche anterior. –declaró tapando su cara con las manos. Alycia acarició su espalda con cariño. –Creo que nos besamos en el bar la semana pasada. No estoy segura, solo tengo un recuerdo efímero en el baño, pero quizás fue un sueño. –dijo sin quitar sus manos. Se me ocurrieron varias bromas sobre sus sueños húmedos, pero ese no era el momento. Quizá más adelante.
–Yo creo que debes hablarlo con ella. Es imposible que no lo recuerde dado que se ha despertado desnuda a tu lado.
–Sabes cómo es la Mari, Lizzie. –rebatió Ariana. –Estoy segura que comenzará a hacer bromas y escapará. Hemos sido mejores amigas desde que tengo memoria. –me mordí la lengua para no corregirla. Tan amigas no eran si habían terminado así.
–¿Es suficiente para ti ser solo su amiga? –se escapó de mis labios sin remedio. Alycia volvió a observarme acusadoramente. –¡Lo siento! Pero no podría imaginarme siendo solo tu amiga después de haber probado otros lados de ti. –levanté los hombros.
–Tiene un buen punto. –reconoció la doctora. Su hermana descubrió sus ojos azules, que se mantenían tan claros como el cielo del verano.
–Siempre ha sido suficiente, seguirá siéndolo. –declaró y dio un salto de la cama. Caminó hacia la puerta con rapidez y se detuvo. –Como oiga una indirecta frente a María me encargaré de recrear todos y cada uno de los gemidos que he oído de ambas. –avanzó y cerró la puerta a su espalda. Volví mi vista a Alycia, boquiabierta.
–Terminará muy mal. –comentó dejándose caer de espaldas. Observé sus piernas desnudas un momento y luego me pegué a ella.
–Definitivamente. –me puse a horcajadas y acaricié la zona bajo sus pechos con tranquilidad. Ella hizo lo mismo con mis piernas justo antes de sentarse y abrazarme por la cintura. Pasé mis manos por su cuello y comencé a sentir como besaba el mío. Moví mi cabeza al lado contrario para darle más alcance al disfrutar sus besos. Introdujo sus manos bajo mi sudadera y acarició cada una de mis vértebras de arriba a abajo, sin dejar de ocuparse de mi cuello.
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Tras tus ojos. CORREGIDA
Teen FictionLa verdad, no soy una persona demasiado despierta. Es decir, lógicamente si estaba despierta en ese momento, pero ustedes me entienden. No recuerdo que estaba pensando, o imaginando, o no sé si había algo en mi cabeza realmente. De lo que sí estoy s...