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Narra Sam:
Ya había pasado una semana desde que había empezado la universidad y estaba muy contenta. Estaba estudiando cuando una melodía me distrajo. Era un piano y venía de el bloque de enfrente. Abrí la ventana para escucharla con más claridad. Seguí estudiando hasta que una voz me distrajo.

Calma, todo está en calma.

Ya no hace falta volver a empezar.

Salga, usted ya no importa.

Harto le afecta su humilde verdad.

Esa voz. Me sonaba mucho, demasiado diría yo. Me asomé a la ventana y vi una silueta.

Limpio mis manos llenas de falsos "te quieros".

Toca encontrar la puerta de amores sinceros.

Vivir la vida solo sin perder aplomo.

Curando heridas, solo hay que encontrar el modo.

Me fijé bien y no pude creer lo que veían mis ojos. Era Flavio. No puede ser, sería demasiada casualidad.

Camino con cuidado sin llegar a tropezar.

Respiro voy tranquilo y sin disimular.

Resbalo, no palpito fruto de mi pensamiento.

Era broma, ya no muero en el intento.

En ese momento me vió. Sentí que me quedaba sin aire y él paró de cantar. Eso parecía un sueño, yo no lo había olvidado todavía, siempre ocuparía un trocito de mi corazón. Me empezaba a marear así que cerré la ventana, me tumbé en la cama y empecé a llorar con su collar en mi mano.

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora