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—Entonces... ¿tienes... cien años?

Chan se rió de eso, maravillado de cuánto Jeongin se había calmado y volvió a hacer preguntas ridículas. Algo muy... a lo Yang Jeongin.

Había pasado casi una hora, y después de que Jeongin le suplicara a Chan que se lavara la cara y cambiara la camisa, los dos se sentaron en el sofá en silencio (en lados opuestos, con el espacio entre ellos como un océano de desconfianza). Chan había prometido, tal como Seungmin le dijo, responder cualquier pregunta que Jeongin tuviera.

Y Jeongin, porque era demasiado amable y confiado, lo escuchó y asimiló toda la información.

—No, todavía tengo 24 años. Debido a que soy mestizo, envejezco normalmente. Y tampoco estoy muerto... ni soy un muerto viviente, o lo que creas que son los vampiros.

Vacilante, Chan extendió su brazo hacia Jeongin. Esta vez, el más joven no retrocedió ni se asustó, haciendo que Chan llorara internamente de alivio. Jeongin simplemente levantó una ceja en cuestión.

—Puedes revisar mi pulso— murmuró, mirando a Jeongin tocar su muñeca gentilmente— Está ahí.

El aire se sentía espeso, y Jeongin sintió que se le secaba la garganta. Sabía que Chan tenía pulso. Él lo sabía. Las horas que pasó presionando contra el pecho desnudo de Chan, el sonido ritmico de su pulso lo adormecía en esas noches en las que sentía que estaba volando. Lo mantenía siempre consciente.

Sabía que estaba allí.

Entonces, ¿por qué sintió la necesidad de asegurarlo? ¿Como si todo lo que recordaba de Chan antes de que este momento fuera falso? ¿Una máscara? ¿Una ilusión? ¿Una mentira?

Los dedos de Jeongin eran suaves y delicados, ya que apenas tocaban la superficie de la piel de Chan, pero lo suficiente como para sentir el latido constante de su pulso.

Se aclaró la garganta y apartó la mano rápidamente como si quemara.— Lo sentí.

Chan no respondió, solo llevó su mano de regreso a su pecho, sosteniéndola.

Jeongin se sintió terriblemente culpable, pero ¿qué iba a hacer? Acababa de descubrir que su novio de dos años, el hombre del que estaba profundamente enamorado, era un vampiro. El único conocimiento de vampiros que tenía se limitaba a leer y a ver Crepúsculo religiosamente en la secundaria.

Eso le dió una idea.

—Entonces,— comenzó Jeongin, tratando de poner tanto humor en su voz temblorosa como pudo— ¿qué tan certero es Crepúsculo?

Chan estalló en risas cálidas, pero carecían de volumen y profundidad, sin embargo, Jeongin no pudo evitar sonreír, inmerso en la forma en que los ojos de Chan brillaban con diversión oculta.

—Oh, Dios, ni siquiera me hagas comenzar con esa cosa. No había nada que me enojara más de adolescente que Edward Cullen.

—Oh, Dios mío, ¿acaso brillas con el sol? Siento que ya me habría dado cuenta.

Chan puso los ojos en blanco, el fantasma de una risita todavía en sus labios— Absolutamente no. ¿Por qué diablos brillaríamos? ¡No tiene sentido!

Jeongin no pudo evitar reírse de eso. Nunca había pensado que vería a Chan tan disgustado como él mientras explicaba la diferencia entre Crepúsculo y la cultura real de los vampiros, desde extraños regalos de bienvenida hasta ceremonias por la mayoría de edad (pero aparentemente, según Chan, la mayoría eran muy anticuadas y su lado familiar vampírico no las practicaba mucho).

—¿Y sobre lanzar a la gente en una habitación así como así? Sí, somos más fuertes que las personas promedio de nuestra edad, y mi papá definitivamente es mucho más fuerte que el hombre promedio, pero vamos.

—Oh, claro... — Jeongin debatió si preguntar o no, porque, aunque la situación actual era completamente desconcertante y se sentía más como un sueño febril que nada, Jeongin disfrutó de la pasión y la sabiduría en la voz de Chan mientras hablaba de un mundo completamente diferente. De la gente. El miedo y la ansiedad anteriores habían desaparecido por completo y fueron reemplazadas con desconcierto, si acaso.

Jeongin se preguntó cuánto tiempo había estado Chan realmente queriendo decirle todo esto, haciéndolo sentir terriblemente culpable por lo que había dicho antes.

—¿Dónde está tu padre biológico... si no te molesta que pregunte?

Chan se rió— Sinceramente, no tengo idea.

Jeongin parpadeó— Oh.

—De hecho me visitó en mi cumpleaños este año, me trajo recuerdos de Camboya y Venezuela. Pero después de eso, no tengo idea de adonde fue. Probablemente nos visitará en Navidad.— Se giró para mirar a Jeongin, que todavía parecía confundido e incómodo como para hacer preguntas tan pesadas— Pero, sinceramente, no lo culpo. Tiene más de setecientos años.

—¿¡Sete-setecientos!?

Chan suspiró, relajándose mientras se recostaba en el sofá— No dejes que eso te engañe, parece que tiene treinta. Dice a todos los que nos ven juntos que él es mi hermano mayor.

—Lo siento, espera, ¿tiene setecientos años?

De repente, Jeongin sintió la abrumadora sensación de alivio de que Chan envejecería normalmente. No hay nada que lo asuste y que perjudique más su relación como el que Jeongin se convierta en un viejo amargado y Chan se mantuviera en su hermoso ser de veinticuatro años.

Sin mencionar que, una vez que Jeongin falleciera, Chan se quedaría solo para encontrar nuevas personas a las que llamar familia y...

Jeongin quería llorar al pensarlo, lo que lo llevó a querer abrazar a Chan para siempre y no dejarlo ir bajo ninguna circunstancia. Una vida sin nadie, o peor, ver a todos dejarte uno por uno es algo que Jeongin nunca desearía a nadie.

Especialmente al que amaba.

Jeongin suspiró desganado, miles de preguntas y emociones aún giraban alrededor de su mente como un tornado. No estaba seguro de si debería continuar reflexionando sobre el hecho de que Chan le había ocultado tal cosa, o apreciar que ahora lo sabía y decidir qué haría a continuación.

Porque seguramente, en el gran plano de las cosas, no cambió nada. Chan seguía siendo el mismo Chan que vio anoche, o la noche anterior, o el que conoció hace dos años. Ambos habían crecido y madurado, pero aún eran Chan y Jeongin. Lo que Chan fue, es o lo que siempre había sido, no cambió nada.

Sin embargo, Jeongin todavía sentía una horrible sensación de miedo e inseguridad en el fondo de su estómago, con el pecho apretado cuando echó un vistazo y vio a un Chan igual de nervioso.

—Chan, seré honesto contigo... yo no-

—Está bien.— El otro dijo— Lo entiendo.

Jeongin se calmó, sus labios se sintieron agrietados por las constantes mordidas nerviosas a la que los había estado sometiendo— ¿Lo haces?

—Es mucho para asimilar.— Chan continuó diciendo con voz suave, como si esta flotara lentamente sobre ellos.— Siento no habértelo dicho antes.

Jeongin sintió que la culpa le hacía doler el pecho, pero se quedó quieto, inseguro de cómo responder.

—Tal vez deberías ir a casa por hoy.

Jeongin observó a Chan buscando cualquier indicio de arrepentimiento o alivio, pero en cambio Chan se negó a mirarlo a los ojos. Todavía jugueteando con sus dedos, los colmillos picando profundamente en su labio inferior, en lo que Jeongin había deducido era más por nerviosismo que por cualquier otra cosa.

—Está bien.

lovers fangs 「chanin」 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora