Los ojos no importan, sino lo que sienten

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Ojos marrones, completamente oscuros.

Tristes, te muestran todo su dolor, lo sientes en carne propia, te duele el pecho, el corazón, el alma; quieres arrancarte la carne y dejar de sentir, y llorar, porque sabes que para él es peor, mucho peor. No caen lágrimas, ni una sola, se recuestan en el parpado inferior y descansan ahí, brillosas, formando un rio salado de pena. Piden ayuda, suplican que todo pare.

Enfandados y el marrón se oscurece, te gritan, te gruñen, es terreno peligroso y sólo quieres correr, puedes ver toda tu vida pasar. Hace frio dentro de esas cavernas donde la pupila y el iris se funden, se mezclan, entras y reposas y te dejas arropar por toda la oscuridad esperando a que el mar se apacigue o que llegue tu fin de la manera mas tranquila.

Decepcionados y se quedan opacos. Esperaba algo más; queria algo mas y no obtuvo nada. No deja que se muestre en su rostro pero sus ojos, se mueven inquietos e inseguros, mirando de un lado a otro, aguardando, dando paso a la inseguridad, rabia o tristeza. Enfurruñado por algo que llevaba esperando y no llegó.

Asustados, la pupila se encoge, tapa casi todo el rostro con cabello negro y no deja que llegue suficiente para ver, lucha por que no se vea. Sus ojos gritan por que se vaya todo, miran de un lado a otro esperando salir de esta de alguna manera. Un tic muy notable se instala en el ojo derecho y se impacienta, lanza todas las cartas sobre la mesa, ataca, de cualquier manera pero ataca.

Sorprendidos, feliz o no, sus ojos se mueven con calma, viendo todo, queriendo agarrar algo, arañar, patear y saltar. Se contraen y las pupilas empequeñecen, loas parpados se agrandan y los ojos almendrados se vuelven redondos, completamente redondos. Dejando ver sus pestañas oscuras mas elvadas, apuntado al cielo y las bajas, ruladas, tocando las ojeras sombrias reflejando frias y horribles noches.

Felices, parece apunto de comerse el mundo, puede comerse el mundo, y lo hará. Brincan, bailan, cantan, alaban. Un hermoso brillo que deja atras todo mal. Son contagiosos, cambias de parecer y todo parece maravilloso sólo verlos, tu pecho se calienta y brillas, no se ve pero brillas, mas que el sol y sólo por ver esas orbes resplandecientes de dicha.

Enamorados, todos los sentimientos lanzados a una sopa, revueltos, danzando locamente y siendo engullidos por él. Suspirando y mirando a una sola dirección, a la mejor dirección de todas.

El pecho se te incha de felicidad al saber que esa mirada, esa bella mirada está dirigida a ti y solamente a tí, Will Solace. El semidiós - el chico, el humano, la criatura - mas afotunado que jamás había existido.

°•Solangelo•° One-shots & Drabbles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora