𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 13

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El tiempo pasaba y cada vez era más tedioso para mi estar ahí. No había tanta gente como otros días. Días que yo solo trabaja en las noches.

Estaba muy tranquilo viendo mi teléfono hasta que la puerta de la tienda se abrió llamando mi atención.

Pude ver a un chico con cabello negro, traía una chaqueta de cuero negra que hacía juego con sus botines negros. Traía puestos unos pantalones de mezclilla apretados y rotos.

Debido a que a estaban rotos pude observar a simple vista que aquel chico se ejercitaba mucho.

Entró a la tienda mientras maldecía. No escuché todo lo que estaba diciendo pero lo decía con ira.

Pasó a la zona de congelados y se paró a observar la comida, después giró la cabeza y se alejó de ahí. Tomó una cerveza y se acercó al mostrador.

Estaba viendo hacia abajo mientras yo lo observaba, tal vez estaba dándole un vistazo a los dulces.

Por fin pude verlo bien. Su cara estaba llena de moretones, su cuello y muñecas tenían cicatrices, las cicatrices abundaban en la cuidad. Era un chico de rasgos finos, su nariz era linda, me dirán loco pero en realidad me gustó su nariz.

Sus dos orejas tenían perforaciones y su fuerte mandíbula que se apretaba al ver los dulces le daba un toque muy varonil.

El chico parecía un conejito, incluso puedo decir que era tan tierno como un conejo recién nacido.

Alzó su vista y me miró indiferentemente. Después puso la cerveza delante de mi con un fuerte movimiento y puso sus manos dentro de las bolsas de su pantalón.

La testosterona que derramaba ese hombre era demasiada, no podía ni hablar. Aclaré mi garganta y tragué saliva.

—Buenas tardes. —dije amable.

—Cigarros.

—¿Disculpa? —pregunté un poco confundido.

—Atrás de ti. —todo lo que decía era seco.

Giré hacia atrás y efectivamente, había cigarros atrás de mi.

—¿De cuales quieres?

—Marlboro gold. —dijo mientras me miraba de arriba hacia abajo.

—Claro.

Los agarré y se los cobré junto con la cerveza.

—Son once dólares. —dije mientras lo miraba.

El chico pareció preocuparse y me miró. Pude observar que había demasiada tristeza y odio en sus ojos.

—Está bien, solo dame los cigarros. —dijo mientras sacaba cinco dólares hechos bola de sus pantalones.

—Oh, está bien.

El chico puso los billetes sobre el mostrador con enojo y agarró sus cigarrillos. Sacó uno y me lo enseñó.

—Enciéndelo. —ordenó.

Saqué el encendedor y prendí su cigarrillo.

Tuve que acercarme hacia él, pude ver todas sus hermosas facciones, no podía dejar de verlo, este chico era hermoso. El chico solo miraba hacia abajo.

Cuando el cigarro por fin se encendió, no me pude mover, el chico fue el que se hizo hacia atrás y empezó a caminar hacia la puerta.

Salió de la tienda enojado y azotó la puerta.

En realidad me daba curiosidad el porqué de su actitud, me quedé viendo hacia donde iba.

En eso Suga entró a la tienda.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒘𝒃𝒆𝒓𝒓𝒊𝒆𝒔 𝒂𝒏𝒅 𝒄𝒊𝒈𝒂𝒓𝒆𝒕𝒕𝒆𝒔 - [𝙑𝙠𝙤𝙤𝙠 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora