Lo primero que él dice cuando tiene que tirarse en parapente es el subidón prolongado, un golpe, la ficción queda atrás, el bombazo es de realidad. Un cuadro delante de ti es capaz de emocionarte y de llevarte a realidades alejadas de tu presente. Esto es lo mismo pero en movimiento, así lo asegura Tiziano González.
Tiziano lleva calcetines ejecutivos casi siempre, pero, aunque él no lo sepa, no los lleva cuando está en eso que llama el soplido y sentirse así, de esa manera; bien, sin complicaciones.
Es consciente de cada cuerda que ordena, los estabilizadores, el arnés. Lo pliega todo hasta casi el milímetro. Es consciente de que toda la felicidad momentánea que está planeando para ese salto al aire depende en gran medida de la seguridad; ha de tener todo el material dispuesto en su orden para que no haya el más minúsculo incidente. Seguridad y sensación real lo son todo.
Dio el salto, abrió el parapente en toda su flecha, planeó por el precipicio subiendo y bajando con un control de experto sobre las mareas de aire; ese día asciende algo más fuerte que otros días. Su sonrisa la está grabando con la Go-Pro. Luego, a veces, incluso le pone voz a los documentales que hace para los amigos. Pero solo para ellos, a él, cualquier cosa que venga desde una pantalla y no le dé dinero es una absurda pérdida de tiempo y poder.
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De vuelta a la habitación
AdventureTiziano Alonso Quintueles es un trabajador ejecutivo. Bucea y le susurra a otros tiburones de la publicidad y en la especulación; se disfraza como ellos todos los días para creerse a la altura. Pareciera que solo le sirve el dinero. Además, es un fa...