7 Al aire libre

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La luz de la habitación se encendió muy de mañana y tocaba escalada. Al salir de la cama puso los pies sobre el suelo frío y camino así hasta la cocina. Enfriando el cuerpo y el sueño para despertarse.
Tras el desayuno se acercó a la mochila a revisar que siguiera estando todo lo que iba a necesitar: arnés, calzas, enganches, casco...
Nunca le había empotrado madrugar, menos aún para la escalada. Su familia se iba a quev perdida para que saliera equipado.
Tiziano salió a la calle cargado con la mochila de montaña y con la sensación de el mundo era casi tan libre como el aire; Esa incrédula sensación tienen los seres vivos.
-Ya pensaba que no venías -dijo Estéfano con media sonrisa de pillo en la cara.
-Una mañana de escalada tras tanto tiempo es difícil de perdérsela.
-Pues a la montaña que tendremos como pronto una o dos horas según nos dejé la Guardia Civil.
-Si te multan, pago yo -sentenció Tiziano.
-No van a multar.

Aparcaron en un parking para Autocaravanas donde sólo había dos. A lo lejos vieron la base de la montaña con la roca que les gustaba a sus dedos firmes. Sacaron las mochilas y un perro de un Autocaravanista los miraba como si vinieran de otro mundo extraño. No le hicieron caso y encararon el camino de huellas de todoterreno.
Lo primero fue un pueblo que dejaron a la derecha y lo siguiente fue un oso.

De vuelta a la habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora