Solangelo - El Fugitivo del Inframundo (Fanfic de Percy Jackson)

XIX Nico

Nico no sabía qué esperar. Por fin habían llegado a su destino. Habían encontrado el escondite del fugitivo del inframundo, y estaban listos para lo que fuera que les esperara ahí dentro. Aunque Nico creía que un hijo de Plutón no sería gran problema, debía esperar lo peor. Sin embargo, tenía confianza de que todo saldría bien. Después de todo, no iba solo, sino que tres personas que había aprendido a querer poco a poco lo acompañaban.
Eso, sin duda alguna, era lo que le permitía a Nico seguir adelante mientras entraban a lo que parecía ser un pequeño castillo en la cima del monte.

"No recuerdo esto de la última vez que estuve aquí," dijo Reyna observando la entrada a dicho edificio. “La última vez que estuve aquí todo estaba en ruinas.”

“Al parecer alguien estuvo haciendo remodelaciones,” comentó Bryan. “Y sí que le ha puesto dedicación.”

“¿Pero quién haría un castillo en las ruinas de lo que solía ser una base para los titanes?” preguntó Will.

“¿Otro titán?” Reyna se acercó a las paredes del edificio, seguida de los demás. Puso un oído en la puerta principal y les hizo una señal para que guardaran silencio. Después de un par de segundos se separó y se quedó observando la puerta sin decir una palabra.

“¿Qué pasa?” le preguntó Nico.

“No escucho nada del otro lado,” respondió ella. “Es muy extraño, pero puede ser que quien sea que esté aquí esté en otra habitación.” Reyna volteó hacia Nico como buscando su apoyo. “¿Qué opinas? ¿Entramos?”

No le enorgullecía a Nico admitir que estaba nervioso, pero no podía negar que la situación tenía su corazón a cien por segundo. Sintió una mano en su espalda y al voltear pudo ver el rostro de Will sonriéndole ampliamente. “Estarás bien,” dijo él. Will bajó su mano hasta la de Nico y la sostuvo por un par de segundos mientras le daba un beso en la frente. Nico sintió cómo una oleada de valor crecía dentro de él y regresó la mirada a Reyna.

“¿Qué dices?” insistió ella. “¿Entramos ya?”

“No hay tiempo que perder,” respondió Nico.

“Entonces a un lado, chicos,” dijo Bryan acercándose a la puerta de madera del castillo.

“Eh, ¿Bryan?” lo llamó Reyna. “¿Qué crees que haces?”

“¡Abrir esta puerta!” Bryan se paró frente a la puerta y la tocó con la palma de su mano derecha. Luego, subiendo la mano izquierda, hizo una posición de alguna clase de arte marcial que Nico no reconocía y golpeó la puerta con toda la fuerza que pudo.

La mueca de dolor que brotó a su rostro hizo que Nico soltara una carcajada. Pero se esfumó cuando escuchó sonidos detrás de la puerta, y luego vio a esta abrirse. Lo más sorprendente de todo es que del otro lado no había nadie.

“Pues… eso sí que fue extraño,” comentó Will.

“¿Lo ven?” dijo Bryan. “Les dije que funcionaría.”

“Sí, claro, campeón.” Reyna volteó a Nico y le señaló para que entrara primero. “Adelante, Nico.”

El castillo era bastante simple por dentro. Algo que llamaba la atención era lo limpio que todo estaba, a comparación con el patio delantero. Los pocos muebles que había ahí estaban totalmente libres de polvo. Las ventanas dejaban entrar toda la luz del sol. Muy arriba en el techo un candelabro de cristal colgaba sobre ellos.

“Una decoración un poco extraña,” dijo Reyna observando su alrededor. “No parece la base de un titán.”

“Parece la casa de mi abuela,” comentó Bryan. “Sólo que mucho más grande. Y limpia.”