𝚃𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢-𝚃𝚠𝚘

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022 | BLOOD CALLS BLOOD

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022 | BLOOD CALLS BLOOD

| o m n i s c i e n t e |

Tras el reencuentro de Jace y su padre, Michael Wayland, las mellizas dieron la idea de ir al Lobo de Jade.

En el solitario restaurante de los lobos, Luke ayudaba a Simon a adaptarse a su "nueva normalidad" como vampiro con un entrecot poco hecho bañado en la sangre del propio animal.
El alfa finalmente se dio por vencido y echó la sangre en un vaso de cristal.

— En una copa de vino quedaría mejor. — Burló Simon llevándose una mirada divertida de Garroway.

La puerta al abrirse chocó contra las campanitas colgadas en el techo dando la señal de que un nuevo cliente entraba en el restaurante, aunque, para sorpresa de Luke, se encontró con un viejo amigo.

Asombrado, se levantó del sillón y se acercó lentamente a ellos —: ¿Michael?

— Hola, Lucian.

— No puede ser... creía que no volvería a verte.

— No podemos volver al Instituto. — Clarissa irrumpió el emotivo reencuentro y el hombre lobo frunció el ceño en dirección a la pelirroja.

— Quiero que me contéis todo lo que está ocurriendo.


Actualmente, en el Instituto, los hermanos Lightwood mantenían una conversación.
Isabelle seguía retenida en su habitación a la espera de ser juzgada bajo orden de la Clave.

— Solo sé que tenemos que sacarte de aquí...

Murmuró Alexander mientras recorría la habitación de lado a lado pensando.

— ¿A quién conocemos en Idris?

Isabelle, al escuchar a su hermano mayor, sintió cómo sus pocas esperanzas cayeron en picado.
— Solo les importa a papá y mamá... pero ellos también son sospechosos.

La morena agachó la cabeza mientras tocaba sus dedos mostrando nerviosismo.

— ¿Y qué hay de Lydia?

Izzy hizo una mueca de desagrado y levantó la mirada. — ¿Lydia? ¡Por qué insistes! Ella es la que me está acusando. Dices que no tenía elección...

— No la tiene. — Irrumpió Alec defendiendo a su prometida.

La pelinegra finalmente se levantó del sofá de cuero y le dio la espalda cruzando los brazos. — Todo el mundo puede elegir, Alec... yo lo he hecho. Deja que pase por esto sin perder el amor propio.

𝐶𝐿𝑂𝑆𝐸| 𝑨𝒍𝒆𝒄 𝑳𝒊𝒈𝒉𝒕𝒘𝒐𝒐𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora