Olivia y Clary Fray al cumplir los dieciocho descubrieron la verdad sobre el mundo.
Se adentrarán en el misterioso mundo de las sombras; en el que impera la magia, los Shadowhunters, el peligro, los demonios y la intriga aderezado todo con oscuros s...
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016 | LYDIA
| o m n i s c i e n t e |
Olivia despertó temprano y junto a Magnus, llegó al instituto. Tenía entrenamiento.
— Estaré por aquí. — Avisó el brujo antes de que Olivia marchara en busca de Alec.
Necesitaba hablar con él.
Quería que guardase la copa en algún lugar seguro. La pelirroja temía lo peor si Magnus la seguía guardando bajo un leve hechizo de protección.
Llamó dos veces a la puerta de su habitación y esperó una respuesta. Alexander la abrió ya vestido con ropa de deporte.
— Olivia, ¿se puede saber que demonios haces aquí? El entrenamiento no empieza hasta dentro de dos horas. — Rechistó el moreno después de mirar el reloj de su pared.
—Necesito hablar contigo. Y es urgente.
Olivia pasó a la habitación.
— Claro que sí... ¡pasa! Eres bienvenida. — Habló entre dientes con ironía mientras cerraba la puerta. — Espero que sea importante.
— Magnus ha decidido no guardar más La Copa. — Fue directamente al grano. — Y le entiendo perfectamente; el hechizo es débil y hasta un Shadowhunter es capaz de romperlo. —Sacó la carta con la copa dentro y extendió su brazo. — Necesito que la guardes tú.
El chico negó rápidamente. A Olivia no le gustaba ni un pelo la cara de estupor que estaba poniendo Alec.
— La Copa aquí no está a salvo, este es el lugar menos indicado para esconderla.
— Ningún subterráneo puede entrar en el instituto. — Aseguró Olivia convencida.
— No sin que lo invite un Shadowhunter, y por lo que sé: Valentine es un Shadowhunter. — Contestó con frialdad. — Hay que devolvérsela a la clave.
— ¿Devolvérsela? ¡No! Y menos aún después de todo lo que hemos pasado. — Olivia se acercó a él. — Alec, escúchame: se lo poderosa que es; con ella se pueden crear más Shadowhunters, controlar demonios y matar a un mundano si bebiera de ella. Es la única oportunidad que tengo para recuperar a mi madre. Mira... yo sé que detrás de toda esa coraza que te has creado tienes un corazón. Te juro que no dejaré que ese monstruo se haga con ella.
Alec suspiró anonadado y se descruzó de brazos. — Sígueme.
Se dirigían a la sala de rendimiento, Alexander guardó la copa en el anterior escondite del collar de Camille, el que es ahora propiedad de Izzy.