ii, suspiros de marzo y abril

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He publicado un anuncio en mi muro, ¿me haría usted el favor de leerlo primero?

No tengo mucho que decir al respecto de esa segunda parte, solo algunas aclaraciones. El #21 es un específicamente de Basil Rathbone y Nigel Bruce ♥️✨. El #22 es un triste intento de terror/drama/suspenso, así que te recomiendo te tomes unos segundos luego del 22 para leerlo 😚. El primero es de la serie del 1954, con su Watson todo enojón y adorable jajajaa, no necesitas verla para entenderlo así que no te preocupes.

Creo que es todo... Bueno, pues ¡a leer! 😘✨

* * *

xiv

—¡Hombre irresponsable! —gritó Watson, limpiando una herida en la frente del detective. La pequeña sala resonando con toda su frustración.

—Sí —aceptó, mientras posaba su mano lastimada sobre el brazo del doctor.

—¡Descuidado! —Pasó al raspón en la sien, imprimiendo especial impulso, Holmes se limitó a tragarse una queja.

—Así es —dijo, comenzando una serie de caricias en el antebrazo, Watson intentó quitarlo por décima vez.

—¡Negligente! —Antes de añadir algo más fuerte dirigió sus cuidados hacia la blanca mejilla, un corte especialmente largo se abría paso casi hasta el mentón, al ser superficial no dejaría marca.

—No puedo negarlo —susurró, mientras usaba la otra mano para quitar un pedacito de hoja seca en el cabello de Watson.

—Testarudo. —Holmes se sorprendió ante el nuevo tono, normalmente le tomaba al menos una hora conseguir hacerlo tranquilizar. No que acariciarlo y besarlo supusiera un esfuerzo tan grande.

—Es imposible que pueda rebatir eso —contestó el detective, su voz un poco divertida. Limpiando las manchas de lodo ahora seco en el rostro aún enojado de su doctor.

—Insensible...

—Eso sí que no, estoy seguro que el dolor por el golpe sobre mis costillas durará al menos el resto de la semana. —Watson cambió de torunda, su ceño fruncido se hundió un poco más.

—Tú... máquina... —Holmes comprendió al fin la voz contenida.

Supo en ese instante que Watson no se refería a esa clase de insensibilidad. Por más que le costara día a día un poco menos distinguir sentimientos entre líneas, aún tenía un largo camino que recorrer. Tomó entonces las manos de su Watson, notó un suave temblor. Besó el dorso de cada una y luego las palmas, su movimiento calmo, destinado a declarar todo lo que no podía decir en voz alta.

—Lo lamento, actué por impulso —quedó un poco sorprendido al verse envuelto entre los brazos del doctor.

—No es solo por eso. De alguna forma sabía que lo harías, incluso así... cuando te vi saltando, atravesando esa ventana... aún no estoy listo para vivirlo de nuevo.

Holmes apretó los brazos alrededor de la cintura de Watson, atrayéndolo a él con todo el ímpetu del que fuera capaz. No recibió queja alguna, tampoco le importaron sus costillas. Existía una herida que nunca podría sanar del todo y con el cual obligaba a su amante a vivir, ¿qué importancia merecían sus costillas?

—Sé que no tenías esa intención y estoy orgulloso de que hayas atrapado al hombre —susurraba, su voz terriblemente suave golpeando en el cuello al detective—, eso no me evitó el recordar, y verte después tan tranquilo... como si nada hubiera pasado —soltó una risa sin humor alguno. Holmes no lo contuvo más.

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