Capítulo 19

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Me picaban las palmas de las manos y tuve que restregarlas una vez más en mi chamarra para mitigar los nervios que sentía. Tomé una gran bocanada de aire y crucé la calle, abrí la puerta sin pensarlo dos veces ya que no quería acobardarme. Evan enseguida fijó su atención a la persona que acababa de entrar a su tienda, su semblante cambio por completo.

-Vete-dijo imprimiendo toda la calma que pudo en su voz.

Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones traseros y avancé un poco más hacia donde él estaba.

-Necesito hablar contigo acerca de lo que pasó-.

-No es necesario que lo hagas, ya dejaste muy en claro las cosas-.

-No, no es así-.

Evan me miró con sus profundo y penetrantes ojos color verde.

-Ojalá que encuentres a alguien que crea tus mentiras-.

Muchas veces duele no corresponderle a alguien cuando esa persona hace todo por ti y uno solamente hace todo por alejarse. No podía creer que los sentimientos se habían puesto en mi contra justo cuando creía haberlos entendido.

-El placer no nos define como personas, si no los sentimientos que compartimos con los demás- Di media vuelta y salí del lugar sin mirar atrás, el poco de dignidad que me quedaba me ayudo a llegar a mi carro sin desmoronarme antes. Lloré por Evan, por Tyler, por mi madre, por cada una de las personas que había perdido por las consecuencias de mis actos, cuando estuve más tranquila encendí el auto y manejé sin rumbo fijo. En el transcurso del día mi teléfono no dejó de sonar, había olvidado la estúpida fiesta de Morgan y ahora más que nunca estaba convencida que no necesitaba eso así que cuando no encontré donde más estar me fui al bar.

Las chicas estaban muy animadas colocando letreros y adornos que indicaban el inicio de un nuevo año.

-No esperaba verte por aquí tan temprano- La voz cantarina de Amy me recibió cuando me acerqué a ellas.

-No todas gozan de esos privilegios- escuché rugir a Arlenne.

-Habla tu envidia-.

-Nunca tendría envidia de una mujer como tú- La fulminé con la mirada mientras ella y Emma se reían, no iba a caer en su juego de provocación, me giré y tomé algunos adornos de la caja y me aparte lo más que pude.

-Es una perra-escuché decir a Sarah junto a mí.

-Todos estamos de acuerdo en eso- ambas echamos un rápido vistazo al sitio en donde Arlenne seguía colocando cintas de colores.

-La mayoría de las chicas y yo pensamos que ella quiere ser como tú-.

Levanté una ceja ante lo que Sara estaba diciendo.

-¿Cómo yo?-pregunté. -Lo dudo-.

Sara se encogió de hombros y siguió con su labor de inflar globos.

Aproximadamente unas horas después todas nos comenzamos arreglar para salir a escena, los trajes brillantes y la poca lencería no se hicieron esperar entre cada una de las presentes. Me di una rápida mirada en el espejo frente a mí y me acomodé mejor los tirantes que salían del bralette a mi cuello, era un bonito conjunto en color vino que sabía le gustaría a más de uno. El bar no estaba del todo lleno pero si había gente merodeando por todo el lugar, como el doctor había mencionado que ya podía quitarme el collarín y empezar hacer mis actividades diarias normales lo tomé como un pase libre para volver a bailar regularmente, pero como no había preparado ningún baile para esta noche lo dejé pasar. Al ser un día especial decidí plancharme el cabello para dejar de lado la peluca, y esta vez no me coloqué brillos en el cuerpo, quería algo más formal, por así decirlo.

Lo que fue de mí © (en edición )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora