Nine

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Amber Moore

Al otro día la detective me interrogó, ya que estaba más tranquila; hice lo que pude, relate tal y como sucedieron los hecho y el simple hecho de recordar me hacía querer echarme a llorar, pero necesitaba ser fuertes y encontrar a mis amigas.

Me culpaba por lo sucedido y cada que lo decía, Daniel se enfadaba; la mamá de Daniel, la señora Sara era una mujer reservada, pero cariñosa, me trataba como a una hija y sobre el padre de Daniel, no sabía nada ni lo había visto.

- Quiero ayudar en algo.- Comenté mientras veía como la detective Beckett revisaba las cámaras del lugar donde sucedió todo, una vez terminada su tarea, se acercó a nosotros con los brazos cruzados.

- Alguien de la policía ha estado filtrando información sobre mi caso, sino de qué otra manera sabrían que Daniel está aquí.- Se queda pensativa por un rato.- No podemos confiar en nadie, me escucharon, apartir de ahora seré muy selecta con mi equipo y ustedes, será mejor que me hagan caso en todo, entienden.

Los dos asentimos y la vemos alejarse para seguir con la investigación, suelto un suspiro cargado de tristeza y frustración.

- Debes descansar.- Daniel tomo mi mano para guiarme a la habitación que me habían asignado, cabe destacar que mientras terminaba todo ésto, debía quedarme aquí; mi mamá no sabe nada, de lo contrario se pondría mal; a las mamás de mis amigas les asignaron seguridad y estaban al tanto de la situación, se encontraban desesperadas por encontrar a sus hijas.

Una vez en la habitación, me recosté, él hizo lo mismo y se puso a mi lado, escondí mi rostro sobre su pecho y disfrute de la sensación de calma que me brindaba este momento.

Decidí hablar.

- Dani, me gustaría saber la verdad sobre ti, ¿Qué sucedió?.- Ésto lo dije mientras seguía teniendo mi rostro escondido en su pecho, lo sentí suspirar, acto seguido beso mi cabeza.

- Lo haré, supongo que ya no importa.

Me acomodo mejor, tomo asiento en la cama, Daniel me atrae a él, pasa un brazo por mi espalda y comienza con su relato.

- Un años antes de conocerte mi familia paso por una época difícil, mi padre debía mucho dinero a prestamistas, los trabajos que tenía no eran suficientes para liquidar la deuda; entonces conoció a un tipo, parecía amable, le ofreció un trabajo donde ganaría suficiente dinero y él acepto. Al principio eran trabajos de chófer, transportar mercancía, trasladar personas, pero un día le pidieron llevar a dos hombros a un "mandado" , total, mi papá los llevo a dónde le dijeron, hicieron una parada, los hombres se bajaron y sujetaron con fuerza a dos chicas, la subieron a la camioneta.- Hizo una pausa para mirarme, asentí para que pudiera continuar.- era trata de blancas, mi padre no soporto lo que estaba viendo, quería hacer algo para detenerlos , pero ya estaba dentro de ésto y no podía hacer nada; las llevaron a una bodega abandonada para someterlas, las golpearon brutalmente, mi padre sólo miraba, no había nada que pudiera hacer. Una de las chicas forcejeó con uno de los hombres, ella intentaba quitarle el arma, pero de repente se escuchó un disparo, la chica cayó inconsciente al suelo, mi padre corrio hacia ella, pero había muerto.- Paso saliva y una vez más me miró, silencie un jadeó y le pedí que continuara.- Los dos hombres valiendoles lo que había pasado, tomaron a la otra chica y la sacaron de ahí, a mi padre no le quedó de otra y tuvo que seguirlos; al otro día mi padre decidido nos dijo que nos iríamos, que hiciéramos nuestras maletas e hizo una llamada anónima denunciado lo que había pasado, las autoridades llegaron al lugar de los hechos pero aparte de encontrar el cuerpo de la chica, encontraron a un vagabundo que intentaba ayudar y lo arrestaron como el principal sospechoso.

- ¿El señor Villegas?.- Pregunté, tenía el presentimiento de que se relacionaba.

- Sí. Nosotros nos fuimos de la ciudad y llegamos a Puebla; me inscribí a la escuela, tuve que ser reservado, no podía confiar en nadie, hasta que llegaste tú.- Mi respiración se detiene y siento como mis terminaciones nerviosas se activan.- Te vi, tan tímida y esa chica te molestaba mucho, en varias ocasiones pensé en intervenir, pero debía mantenerme al margen, ya de por sí corrían mucho rumores sobre mí; pero lo último que te hizo, me saco de las casillas, desde que te conocí te volviste mi luz, me hiciste sentirme vivo y olvide por completo todo lo que me atormentaba.- Me acerco más a él y escondo mi rostro entre su cuello.- Me dolió dejarte Amber, pero la policía de alguna manera supo de mi padre y le ofrecieron un trato, tenía que decir la verdad para liberal al hombre que culpaban y señalar quién era el responsable, aceptó y ellos nos protegerían; pero "El Alacrán" el jefe del cártel nos encontró también, entonces tuvimos que fingir nuestra muerte, la policía nos ayudó y nos dio identidades, por eso en la escuela me llaman Noah, mi madre ahora es Camila y mi padre... Falleció haces unos meses.- Hizo una pausa y miro hacia el frente, su respiración se volvió agitada y yo estaba impactada.

- Dani, ahora estoy aquí y te ayudaré a resolver ésto; estamos juntos y yo... Te quiero.- Siento mis mejillas arder y Daniel regresa su mirada a mí, se acerca y me besa.

Al momento en el que impacta sus labios en los míos, dejo que me guíen; nuestro beso se interrumpe por unos toques en la puerta, nos separamos y aún algo aturdidos por todo nos levantamos de la cama, Daniel abre la puerta y nos encontramos con el comandante Morgan.

- Buenas tardes, vengo por la señorita Moore, necesito que me haga un retrato hablado de los hombres.

Asiento y salgo de la habitación, Daniel viene detrás de mí e ingresamos a un pequeño cuarto; una mesa en el centro y varias sillas.

Describo lo más que puedo y logramos así un buen retrato.

- La detective Beckett ha logrado un número de matrícula y estamos investigando de quién pertenece el auto, por el momento es todo lo que hay y con los retratos buscaré a mis informantes para ver si saben algo.

Me quedo meditando si es necesario decir lo que dijo aquel sujeto y concuerdo que sí, debo mencionarlo.

- Le narré a la detective Beckett que uno de ellos me amenazó, no quise decirtelo porque te procuparía más, pero son ellos Daniel.

Daniel aprieta las manos, las pupilas están dilatadas y en su rostro se pude leer molestia.

- ¿Qué te dijo?

Dudo en decirlo.

- ¡Dime!.- Daniel me grita y por instinto brinco por la impresión, él jamás me había hablado en ese tono.

- Quería que supieras que vendrán por mí.

Verte otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora