Twelve

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Daniel Sullivan

Soy conciente de que me comporte como un idiota, pero el miedo es una emoción paralizante y esta tarde me invadió por completo y lo único que hice fue observar a Amber y la dejé ir sin darle un abrazo.

Lo cierto es que la amo y lo entendí cuando me dolió dejarla y ahora tengo miedo de que algo muy malo le suceda.

Han pasado dos horas y no tengo noticias; paso las manos por mi cabello y me lo jalo en manera de desesperación.

- Cielo, todo saldrá bien, Amber es una chica fuerte e inteligente.- Mamá trata de calmarme, pero no lo consigue.

Comienzo a caminar de un lado a otro; estoy apunto de tomar las llaves de mi auto para ir a buscarla, pero el sonido de una llamada entrante en mi celular me detiene, lo saco rápidamente de mi bolsillo y contesto.

- ¿Amber?

- Daniel, soy la detective Beckett, Amber está en el hospital, pero...

No la dejo terminar y cuelgo inmediatamente, me llega un mensaje de la detective con la ubicación. Me despido de mi madre y tomo mis llaves.

Conduje como un loco, hasta el punto que creí que me multarian pero gracias a Dios no sucedió y llegué al hospital.

Una vez adentro del hospital veo a la detective.

- ¿Qué sucedió?.- Pregunté algo histérico.

- La golpearon, tiene algunas costillas rotas pero está despierta.

Mierda. Cierro los puños y controlo las ganas que tengo de matar a alguien.

- ¿En dónde está?

Beckett me indica en qué habitación se encuentra y cuando estoy afuera de ésta siento mi corazón latir a una velocidad impresionante.

Abro lentamente la puerta, y me asomo, ahí está ella, acostada  viendo fijamente la ventana; me centro en su rostro y tiene una venda en su cabeza y tiene el labio roto, me trago el coraje y respiro profundo para tranquilizarme.

- ¿Vas a entrar o te quedarás ahí parado sólo viéndome como lo hiciste en la tarde?.- Su voz se oye dolida.

Abro completamente la puerta, entro a la habitación y la cierro.

- Amber, lo siento...

Voltea a verme e interrumpe lo que iba a decir.

- Estamos o estábamos juntos en ésto Daniel y esperaba un poco de apoyo de tu parte, pero me diste la espalda.

- No Amber, entiéndeme, tenía... tengo miedo de perderte.- Dejo salir un suspiro.- Si me despedía de ti, sentía que lo estaba haciendo para siempre y que no te volvería a ver.

- Si hubiera sido al revés, yo te habría apoyado Daniel, sin importar qué.- Una lágrima resbala por su mejilla y una punsada de culpabilidad llega a mí; me acerco hasta su cama y tomo asiento a lado de ella.

- Amber, yo te amo y jamás había amado a alguien como lo hago contigo.- Me acerco a ella y dejo un casto beso sobre su frente.- me comporte como un cobarde y tienes razón, debí darte apoyo para este día.- Cierro los ojos para poder tranquilizarme y no perder la cordura.- ¿Qué pasó Amber? ¿Quién te lastimo?

Ella cierra los ojos y suelta un suspiro; comienza su relato y con cada palabra provoca que la piel se me ponga de gallina.

- Hijo de puta.- Me levanto y camino alrededor de la habitación para calmarme, es algo que ya paso y gracias a Dios ella está bien, es fuerte e inteligente.- Me alegra que te hayas defendido cariño, estoy orgulloso.

Ella sonríe y de repente me ve como si hubiera recordado algo.

- Daniel, presiento que ésto todavía no acaba.- Hace una pausa.- Todo fue demasiado fácil para ser real, una organización como ésta no se desbarata rápido; hay algo más que estamos dejando escapar.

Pienso en lo que ha dicho y sé que tiene razón.

- Concuerdo, no fue para silenciarme, sino para hacernos creer que ellos habían perdido.

Asiente.

- El sujeto me lo confirmó, él no estaba a la cabeza de la organización; el jefe es alguien poderoso, con los medios para salirse con la suya y para ocultar cualquier información.

- Como un policía

- Tal vez, es lo mismo que se me ocurrió a mí, porque, ¿Qué razón tenían para matar al hombre si yo lo tenía sometido?; estaban escuchando lo que me decían y querían silenciarlo antes de que dijera algo más.

Asiento y estoy de acuerdo con ella.

- ¿Podemos confiar en la detective Beckett y en el comandante Morgan?

- En la detective tal vez, no le haría algo así a su hermana, pero en el comandante, tengo mis dudas.

Se sienta en la cama y gira un poco su cuerpo para poder alzar la almohada, saca un celular que tenía guardado ahí y me lo extiende.

- Guardalo bien, por favor, no se lo confíes a nadie, hasta que averigüemos qué pasa.

Asiento y lo tomo.

- Estamos juntos en ésto.- Le digo con firmeza y ella sonríe

- Lo estamos.

Verte otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora