Fifteen

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Amber Moore

Todos anhelan un cambio en sus vidas; piensan que todo lo que sucede a su alrededor es monótono, pero cuando llega ese cambio, te asustas y piensas No estaba lista para ésto; sin embargo, tú decides si enfrentas las cosas o huyes.

Me encuentro con Daniel, ambos estamos recostados sobre una manta en el patio de su casa, observamos las estrellas con la finalidad de tranquilizarnos tras los hechos sucedidos en los últimos días.

- Jamás pensé que me pasaría todo ésto a mí.- Suelto con bufido cargado de frustración.- Pero me alegra que estés aquí, conmigo.- Volteo mi cabeza para encontrarme con ese chico que tanto amo.

- A mí también.- Su mano busca la mía y cuando por fin la encuentra, la toma.- Quiero estar así, siempre, contigo.

Sin pensarlo dos veces, me volteo, me acerco a él y lo beso de la manera más pura y sincera. Daniel me toma de la cintura y me atrae hacia él; puedo sentir el calor que desprende nuestros cuerpo y la sincronía en la que nuestros labios se mezclan para volverse uno solo. Y ahí, bajo la mirada de millones de estrellas y acompañados por el manto de la noche, consumamos nuestro amor.

- Espera en el auto.- Demando mirando a Daniel, el me regresa una mirada llena de desconfianza.

- No cambiarás de opinión, ¿cierto?

Niego.

- Es algo que debo hacer.

Le doy un beso rápido en la mejilla y bajo del auto.

Todo es simple, habló con Ian, pongo algo en su bebida para que duerma un poco y así pueda realizar una búsqueda por la casa.

Nada más al llegar a la entrada, la puerta se abre rápidamente, dejándome ver a un Ian curioso.

- Adelante.- Hace un ademán con su mano, indicándome que yo entre primero; una vez adentro me hace una invitación para tomar asiento y así lo hago.- ¿Quieres algo de beber?

- Sí por favor, agua estaría bien.

Se retira a la cocina, mientras que yo trato de tranquilizarme para que mis nervios no me delaten; unos minutos después regresa con dos vasos de agua y los pone en la mesa del centro.

- Y bien, ¿De qué querías hablar?

- Hace unos días me secuestraron, sé que eran hombres dedicados a la trata de blancas; el comandante Morgan y la detective Beckett me rescataron y aunque esos hombres ya están muertos, han intentado matarme en el hospital, ya que tengo sospechas de que esta organización es más grande de lo que imaginamos.- Explico, dando una versión algo cambiada, mitad verdad, mitad mentira.- Y quiero descubrir quiénes son, pueden que ellos tengan a tu novia, porque relacionaron a tu padre con el caso.

Medita unos minutos mis palabras y al final decide hablar.

- Entiendo, ¿Y cómo puedo ayudarte?

Voy a contestar, pero su celular suena, lo saca de su bolsillo y contesta.

- Ahora vuelvo.- Dice mientras se dirige a la cocina; ese es mi momento, saco de mi bolsa un frasco pequeño y añado unas gotas al vaso del chico.

No tarda en regresar y cuando lo hace retoma su asiento y para mi suerte, bebe de su vaso, no tardará mucho en hacer efecto.

- Disculpa, eran unos amigos.

- No te preocupes.- Le quito importancia.

Al parecer las gotas comienzan a hacer efecto, porque Ian se ve mareado y se agarra la frente con una mano.

- No me siento bien.- Se queja.

- Creo que deberías recostarte.- Aconsejo.

Me hace caso y se tumba en el sillón, cierra sus párpados e inmediatamente se queda dormido.

- Lo siento.- Le susurro, no me hubiera gustado hacerle ésto, pero era necesario.

Subo las escaleras, una vez arriba paso por alto la biblioteca, sé que ahí no encontraré nada; abro cada puerta que veo pero no encuentro nada, hasta que una de ellas no abre, tiene seguro, éso llama mi atención. Me quito un pasador que tengo en mi cabello e intento abrirlo, dos intentos fallidos; chillo de la frustración, pero no me rindo y lo intento una tercera vez, hasta que lo logro.

- ¡Oh sí!.- Grito de la emoción.

La puerta se abre y entro lentamente, lo que veo me deja helada; hay foto de todas las chicas desaparecidas, pero no tienen que ver con el caso, porque estas fotos son diferentes, porque en ellas se puede ver a las chicas días antes de su secuestro haciendo sus actividades diarias, las habían estado siguiendo, sabían de su rutina y dónde se encontraban y entre ell está la novia de Ian . Corro hacia un bote de basura y vómito todo lo que traigo adentro.

Una vez que logro tranquilizarme, saco mi celular y le marco a Daniel.

- Tienes que entrar y ver lo que encontré, es horrible.

No tarda en hacerlo y cuando lo veo corro hacia él para abrazarlo.

- Todo está bien, aquí estoy nena.

Me separó de Daniel y lo guío para que vea todo.

- Mierda.- Dice con hilo de voz.

- Hay que entregarlo a la detective Beckett, sólo a ella, no podemos confiar en nadie más.

- Así lo haremos.

- No me gusta que se metan donde no los llaman chicos.- La voz del comandante Morgan nos sorprende.

Verte otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora