Es un secreto.

6 - Trato.

Narra Peeta

Cuando me giro sobre la cama, me siento asqueado de haber despertado una vez más al lado de una asesina.

Me levanto sigiloso, y me abro paso a la cocina. Preparo un té sin azúcar y me recargo en el alfeizár de la ventana, con la taza caliente entre mis palmas. Desde aquí, alcanzo a divisar la línea del bosque.

Ha pasado un poco más de un día desde que Katniss me llevó a su cabaña. 

Aún hay tantas cosas que no aterrizan en mí, tantas preguntas que van de un lado a otro en mi cabeza. A mí mente no dejan de venir todas aquellas ocasiones en las que Glimmer evitó por tierra y mar que no estuviera en ciertos lugares, ciertos días, ciertos momentos. Recuerdo todas las veces en las que me hacía de lado, y cómo en ese entonces no le encontraba sentido a ciertos comportamientos suyos. Ahora lo hago, y es que todo lo hacía para protegerse a ella y a su mentira. 

Dentro mío ha crecido un sentimiento de admiración hacia Katniss y Finnick. Si estuviera en sus zapatos, no tendría la determinación de ver todos los días a la mujer responsable de los asesinatos de las personas que amo.

Por otra parte, no entiendo cómo es que Glimmer puede actuar tan normal frente a ellos y por la vida. Me he preguntado miles de veces en el último día si es que en realidad posee un corazón, porque, ¿quién podría vivir consigo misma después de algo así?

Sin embargo, aún puedo sentir la calidez de Katniss en mí, el toque de sus labios en los míos. Por las noches, son interminables los sueños en los que existe sólo ella.

Es muy temprano por la mañana y mi piel se eriza víctima del frío. Tonos pastel comienzan a aparecer en el cielo, anunciando al amanecer.

Escucho unos pasos detrás de mí. Glimmer ya se ha levantado, y sé que éste es el momento de enfrentarla. Ayer, cuando le pedí a Katniss vernos otra vez, me pidió que la esperara. Me explicó que aún tenía que perfeccionar las canciones que hace días Glimmer le había pedido que se aprendiera, ya que hoy por la tarde iba a ser la grabación de las mismas en el estudio. Así que he decidido usar esa información en contra de Glimmer.

Me giro y le veo frente a mí, sonriendo.

-Buenos días -le digo-, ¿qué tal amaneciste?

-Oh -comienza, simulando fatiga-, apenas y pude pegar un ojo por la noche.

-Uh, cariño, trabajas demasiado -le adulo-, deberías intentar relajarte.

Suspira pesadamente.

-Tanto trabajo, tanto que hacer… me es imposible, ya sabes.

Me obligo a acercarme a ella y a acariciar su hombro. 

-Tómate el día, cielo -le sugiero, fingiendo una sonrisa-, necesitas descansar.

-Me encantaría, Peeta. Pero hoy no es un día que me pueda tomar.

Reconozco que ahora es mi oportunidad.

-¿Qué es tan importante? -le pregunto. 

En su rostro puedo divisar por un par de segundos que duda en decir lo siguiente, pero aún así lo hace.

-Hoy es día de grabación, no puedo faltar.

Tomo unos segundos antes de hablar.

-¿Por qué no me lo dijiste antes? -le cuestiono.

-No lo sabía hasta ayer -dice, y sé que me miente.

-Bueno -le digo, suavizando mi rostro-, está bien. Me encantará verte mientras estás en el estudio de grabación.