SIN DUDA VER EL amanecer en aquella casa era hermoso, podía ver cómo los árboles danzaban al compás del viento y como las hojas se desprendían formando una ilusión óptica parecida a cuando nevada. Sintió como la puerta de su habitación se habría, pero no sé giró a mirar quien era, lo sabía perfectamente. Su hermano cuando estuvo al lado de ella recostó su cabeza en el hombro, la chica acarició con su otra mano los mofletes del chico sin apartar la mirada del paisaje.
— ¿En qué piensas Nea? —la voz de Lorcan sonó adormilada.
— Deberíamos seguir el rastro de la peliroja de algún modo.
— Pero no podemos cruzar al territorio quileute —su hermano se despegó de ella y se apoyó en el barandal—, Además los perros deben haber intentado seguir el rastro.
— Los Cullen son los que no pueden cruzar Lord, nosotros no somos vampiros. Y si, puede que los metamorfo hayan intentado seguir el rastro, pero sé que tú eres mucho mejor rastreador que ellos —Athena dirigió la mirada al cielo. La mayoría de los Cullen habían ido a clases, cosa que le pareció estúpida a la mutante, pero no podía jugarlos ella también alguna vez quiso intentar parecer normal. Solo era extraño estar en medio de una posible guerra contra vampiros nacidos y ellos solo estuvieran en clases.
— Chicos, lamento interrumpir pero el desayuno está listo —Esme los miraba desde la puerta.
— Bajamos de inmediato Esme —la nombrada los miro con una sonrisa para después asentir con suavidad.
Ambos hermanos dejaron el balcón y se dirigieron a sus respectivos closet para cambiarse a algo liviano. Sabrían que si querían investigar tendrían que andar con prendas cómodas. Parecían sincronizados porque al mismo tiempo bajaron las escaleras y ingresaron a la cosina. Un olor exquisito entro por las fosas nasales de ambos. Esme le sirvió uno plato a cada uno que contenía dos huevos bien cosidos, tres trozos de bacon y dos panqueques.
— ¡Esto está muy rico señora Esme! —exclamo Lorcan ganándose una risa de la Cullen y una mirada divertida de su hermana.
— Gracias, querido. Casi nunca ocupo la cocina, a veces le preparo a Bella algunos platos pero rara vez los prueba —Esme se sentó en una silla al otro lado del mesón.
— De lo que se pierde —hablo la mutante pasando jugo por su garganta—, Me podrías contar la historia de la humana y vampiro deprimido.
— No se si debería, ya sabes, son su vidas y ellos son los que deben de contarla Athenea —La mutante le hizo ojitos a la matriarca del clan, ella solo rio—, Bien pero si preguntan nada salió de mi boca —los hermanos hicieron el gesto de cerrar su boca y lanzar lejos la llave—, Cuando llegamos a Forks creíamos que solo sería una temporada. Los niños irían a la escuela, Carlisle trabajaría con normalidad y después nos iríamos como siempre. Pero un día llegó Isabella, el día en que Edward la conoció dijo que nunca había sentido tanta sed en su vida como vampiro, lo raro de esto es que no puedo leer su mente y eso le trajo intriga. Trato de alejarse yendo con los Delani, días después volvió y se dió cuenta de que era su compañera. Tiempo después ella descubrió nuestra naturaleza, todos estábamos felices por el, nunca lo vimos tan feliz en todos nuestros años. Un día llegó un aquelarre.
