𝐌𝐞𝐫𝐞𝐜𝐞𝐝𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫.

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Mai le había dicho que el fin había llegado. El poco tiempo que disponían juntos no era suficiente para mantener una relación. O era el Señor del Fuego o era el novio de Mai. El peor error fue tratar de elegir. Entonces todo acabo en un final.

Zuko nunca se sintió tan mal, básicamente notó que su vida consistía en pasarla mal. Creía que en Mai podía encontrar un lugar al cual llegar, no como con su tío Iroh. Si no un sentimiento de amor cálido y amoroso. Uno de amor romántico. Sin embargo otra vez se había equivocado.
Parecía que su propósito no se basaba en amar, aún así cuando se encontraba en busca de su madre.

Eso era, Zuko no merecía amar ni ser amado. Ante aquel pensamiento un sabor amargo le consumió la boca. Era triste pensar que el palacio tenía demasiado espacio para él solo.

Así mismo con la convicción de poder realizar la mayor cantidad de obras buenas, como apoyo del daño causado por su progenitor y todo el caos que la Nación del Fuego trajo, se marchó rumbo a la gran ciudad de Ba Sing Se. Donde su amigo Aang estaría esperándolo. O se suponía que debería estar, porque en su lugar simplemente termino encontrándose con Sokka.

Cómo había crecido el niño, no es que se viera mucho más alto que él o que hubiera ganado demasiada masa muscular. No, pero la diferencia se notaba ahí. En la forma de su sonrisa tranquila, su cara llena de alguna enseñanza, incluso en sus ojos tan brillantes y...

—¡Zuko! ¿Me estás escuchando?

El nombrado parpadeó, claro que lo estaba escuchando. Mientras se pérdida en su boca de labios finos, rostro moreno. Un momento. Qué Espíritus pasaba.

—Sí Sokka, escuché atentamente. Si no te molesta iré dónde mí tío. —expreso de pronto, poniéndose demasiado recto en su lugar.

Sokka parpadeó, pensando que el tiempo como Señor del Fuego lo tenían demasiado agotado. Después de todo había visto unas pequeñas ojeras en los ojos del otro hombre joven.

No lo pensó demasiado, como había dicho antes quizás las cosas no debían pensarse tanto, pero ciertas cosas, no las que mantenían en juego tu vida. Y busco a Suki. Había sido tan natural pasar de ser una pareja a ser solo amigos. No habían concordado demasiado, mantenían mucho tiempo lejos. Viéndose una vez cada tres o cuatro meses. Al final, descubrieron que como pareja no funcionarían.

—Suki. Necesito tu ayuda. Zuko se ve bastante cansado por cosas de política. Quizás debamos organizar un descanso, ¡Cómo en los viejos tiempos!

—Estoy dispuesta ayudar, Sokka. Después de todo mí lealtad está con el Señor del Fuego Zuko. Pero. ¿Y dónde está?

—¡Con el general Iroh! Esto será genial. Solo debemos ir hacía la tienda de té. —sonrió. — Ya nos alcanzarán mí hermana y Aang.

Suki suspiró cuando notó que en la tercera taza que Zuko sirvió llenándola de té. Que nada similar al cansancio había en sus ojos. No, había algo más allá, era esa típica mirada que se daba a alguien cuando sentías que era lo único bueno en el mundo. Era una mirada de anhelo y se cariño. Suki se quedó casi paralizada, porque esa mirada iba hacia Sokka, ¡Sokka! No es que le pareciera extraño. Pero Sokka era tan distraído que no notaba el toque extra en sus manos y los halagos mal hechos y murmarados con vergüenza.

No lo notaba y tampoco sabía que Mei había dejado una herida en el corazón de Zuko, y la misma que él estaba curando.

—¡Zuko amigo! ¿No sabía que habías mejorado en contar chistes? —preguntó entre risas el moreno. Feliz porque el hombre ya no se veía tan devastado.
















Cuando tengo ideas antiguas,
y las retomo no me salen u.u
Bueno ahí la dejamos 💕
Por cierto hice un grupo de
Facebook, y el enlace está en el
tablero. Gracias por leer, no saben
cuánto me alegra que esto
siga emocionando uwu osí osí.

ᴀᴠᴇɴᴛᴜʀᴀs ᴅᴇ sᴏᴋᴋᴀ ʏ ᴢᴜᴋᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora