Mitsuki

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When you're down and out
When you're on the street
When evening falls so hard
I will comfort you
I'll take your part, oh, when darkness comes
And pain is all around
Like a bridge over troubled water

Bridge Over Troubled Water, Simon & Garfunkel

—Llévame contigo.

—No, está vez no —dice Mitsuki—. Quédate en tierra, no te hará mal.

—¡Mamá!

—No discutas —espeta ella—. Además tu padre dice que quiere arreglar el granero.

—Mamá, arreglar el granero no es lo mismo que...

—No, no es lo mismo —lo interrumpe su madre—. Y por eso te vas a quedar en tierra. El mar tiene muchos peligros y el lugar a donde voy no está hecho para ti.

—¿A dónde vas?

—Dicen que la más grande Nao del Reino de Fuego está hundida en los mares del norte. Voy para allá —le dice Mitsuki—. Te lo cuento por qué sé que no vas a poder seguirlo.

Katsuki bufa.

—No te estoy dejado porque crea que no eres bueno. Te falta.

Vuelve a bufar.

—Katsuki, ¿vas o no vas a derribar al hombre de paja?

—¡Me estoy concentrando en eso pero no dejas de distraerme!

—¡Él único que se distrae eres tú rogándome que te lleve en mi tripulación!

Tiene diecisiete años. Desde los trece viaja largas temporadas en el Lady Pólvora, donde su madre capitanea con mano de hierro.

Mitsuki se especializa en barcos hundidos o en hundirlos ella misma. Tiene especial predilección por los del Reino de Fuego. Cuando Katsuki pregunta responde simplemente que no le cae muy bien el Rey Todoroki. Lleva un sable a la cintura que heredó de su padre o su madre —Katsuki nunca pone demasiada atención a esa historia, porque las prefiere siempre de batallas—, dos pistolas y sabe usar mosquetes, aunque dice que son las armas más imprecisas del mundo y los odia. A sus diecisiete años, Katsuki es una copia fiel de su madre. El mismo cabello rubio parado e imposible de peinar, aunque él lo mantiene un poco más corto que ella, los mismos ojos rojos y las mismas facciones. Comparten también el anhelo por el mar y el desagrado por la tierra firme.

Ni siquiera tener una familia hizo que Mitsuki pusiera en ancla en algún puerto.

Katsuki recuerda cuando era niño y sólo la veía entre viajes. Llegaba con regalos, su tripulación e historias. Estaba unos días, si acaso unas semanas, antes de volverse a ir. Mitsuki lo enseñó a recorrer entero el puerto de Yuei, a donde su padre no se acercaba demasiado, lo enseñó a pelear con un sable —y le regaló uno propio—. También lo enseñó a disparar.

Eso es lo que se supone que está haciendo.

Apunta.

—No te distraigas cuando quieres acertar —dice la voz de su madre—. Cuando peleas, no tienes tiempo de pensar.

Fija bien el ojo en la mira. Directo al corazón.

Jala el gatillo.

No le atina al corazón. El hoyo de la bala queda cerca, sin embargo.

—Nada mal —Mitsuki sonríe. Sus sonrisas son raras y el afecto directo también. Pero Katsuki la persigue como la luna persigue al sol. Siempre ha querido ser como ella. Mejor que ella—. Cuando vuelva te llevaré en otro viaje.

Until I Breathe This Life [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora