Tomura Shigaraki

3.4K 647 43
                                    

And if you wait for someone else's hand,
(If you wait for someone else's hand)
Then you will surely fall down

Turn to Stone, Ingrid Michaelson

«¡Kacchan!»

Sus labios forman la palabra, ese nombre que conoce a la perfección, pero nada sale por ellos.

Al principio, Kacchan no lo mira. Mira al piso tierroso en el que está sentado mientras intenta deshacer el nudo de las manos a su espalda. Pasa un rato intentándolo, pero al final se rinde y echa la cabeza para atrás. Izuku le ve la desesperación en los ojos. Pero aun entonces, no voltea a verlo. Está amordazado y no puede decirle nada. Oye los ruidos que salen de su boca mientras intenta deshacerse de la mordaza —raspándose en el proceso las mejillas—. Es bueno para eso. Izuku puede ver cómo está a punto de lograrlo varias veces, pero el Hombre Lagarto —«Suichi», recuerda su nombre, aunque el nombre no le sirva de nada— lo descubre y vuelve a acomodarla. A veces, la deja más apretada e Izuku puede ver la manera en la que la cuerda se clava en las mejillas de Kacchan.

Y aun así, no voltea a verlo.

No se atreve hasta que pasan las horas y entonces sí. Lo mira.

Izuku siempre ha pensado que los ojos de Kacchan dicen muchas cosas, sólo hay que saber leerlos. En ese momento, parecen infinitamente tristes.

«Kacchan». Mueve mucho los labios para que sea obvio lo que dice.

¿Por qué está ahí?

¿Por qué está salvándolo?

No debería estar salvándolo. Tiene la tentación de soltar un suspiro, pero en realidad, tiene una duda. Cuando es obvio que Kacchan entiende que está intentando decir su nombre, se mueve todo lo que puede hasta adelante, hasta que la cadena fija a su cola no da más. Calcula que Kacchan puede verlo mejor ahí.

«¿Tienes... un... plan...?»

No se acostumbra a que no salga ningún sonido de su boca y le dan ganas de llorar cada que constata que, efectivamente, se la han arrebatado junto a su magia. Pero sus ojos ya se quedaron secos, sus ojos están hinchados y no tiene más lágrimas.

Katsuki alza una ceja. Se tarda en entenderlo, pero al final asiente.

Luego Izuku ya no sabe que decir.

¿«Lo siento»? No, suena mal. Mira al suelo y luego, cuando alza la mirada, descubre otra vez a Kacchan intentando quitarse la mordaza. No recuerda ningún otro momento anterior en que hayan estado rodeados de tanto silencio. Quizá existe y él lo está olvidando. Pero, al menos, el silencio nunca había sido tan opresivo. Eso lo está matando por dentro, poco a poco.

Las ganas de llorar nunca se van. Pero sus ojos no pueden soportar más lágrimas, así que se las aguanta.

Kacchan parece esperar algo. No deja de intentar quitarse la mordaza y el Hombre Lagarto no deja de volver a acomodársela. Cuando vuelve Shigaraki, Izuku no sabe cuántas horas han pasado. Allí no hay luz ni manera de saber si se acerca el amanecer.

A él lo ignora.

Se acuclilla frente a Kacchan, saca un cuchillo del abrigo raído que lleva puesto y corta la cuerda de la mordaza. No tiene ningún cuidado, así que le rasga la piel de la mejilla derecha.

Kacchan no suelta ningún quejido.

Y cuando la mordaza cae, se queda callado. Aprieta los dientes e Izuku nota el esfuerzo que hace para mantenerse callado.

—Quiero saber algo —dice Shigaraki—. ¿Dónde chingados está tu tripulación?

—Como si te fuera a contar. —Katsuki le escupe. Izuku sonríe, para sí, al ver la saliva aterrizar a los pies de Shigaraki, en sus zapatos—. Imbécil.

Until I Breathe This Life [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora