Los bosques del norte

3.9K 750 48
                                    

We built sand castles that washed away
I made you cry when I walked away
Oh, and although I promised that I couldn't stay, baby
Every promise don't work out that way, oh, babe

Sandcastles, Beyoncé

—Estábamos en los bosques del norte —dice Kacchan—. Ya sé que no parece un lugar donde pudiéramos estar pero...

—Ya me sé esa parte de la historia —interrumpe Eijiro.

—¡Ya sé pero Izuku no y estoy intentando que tenga contexto porque ninguno de los dos me va a dejar en paz mientras no sepan que ocurrió! ¡Y son insoportables!

Parece el pasado.

Pero no lo es, claro.

Kacchan gruñe.

—Bueno, sólo decía...

—¡Pues no digas nada, Ei! —espeta Katsuki—. Bueno. Estábamos cerca de una aldea costera. Bosques del norte. Te imaginas del paisaje.

—De hecho, no, porque nunca he salido de...

—No me importa.

No, claro, a Kacchan no le importa. Tiene cara de querer que la tortura —contarles la historia de qué le ocurrió— acabe pronto y no va a permitir ninguna interrupción. Así que Izuku no insiste.

No es como si no fuera a interrumpirlo otras cuarenta veces, sin notarlo.

—Aldea mugrienta, pobre, pero alguien decía que había un tesoro enterrado cerca porque alguien lo había dejado allí quien sabe cuántos años antes. Un tesoro de los antiguos señores del hielo.

—Creí que se habían extinguido, dijiste que su imperio había...

—¡Sí, dije que su imperio lo había absorbido el Reino de Fuego después de una guerra y un matrimonio forzado! —exclama Katsuki—. ¡Pero no es la historia que estoy contando! Bien. Norte. Bosque. Un tesoro. Estábamos a media expedición cuando aparecieron. No necesitas los detalles: hubo una persecución, un tipo me agarró y lo siguiente que supe es que estaba en una cueva fría y horrible de las montañas del norte. Listo.

—¿Y? ¿No más detalles?

«Antes contabas las historias con más detalles», es lo que quiere decir y no dice.

—Fue más dramático. —Eijiro se mira los pies, que mueve pateando el agua—. Pero da igual.

Kacchan mira al horizonte.

—Me tuvieron varios días en esa cueva, de hecho ni siquiera sé como Eijiro se las arregló para encontrarme y... —Su mirada se desvía hasta Eijiro—. Nunca me dijiste cómo...

—Olfato de dragón —dice Eijiro—. Eso y que nos encontramos al Rayo en la maldita aldea. Conocía el terreno.

Katsuki gruñe.

—Así que por eso le dijiste que lo ayudarías a recuperar su barco.

—Katsuki, ese barco es como mucho, una lancha muy grande. No lo va a encontrar en su vida.

—Tiene alma de capitán y está toda la vida dándome ideas, no sabes lo molesto que es. Todas sus sugerencias son una mierda.

Izuku los ve sin saber a dónde mirar. No sabe de quien hablan ni entiende el contexto. Mucho tiempo antes, Kacchan le contaba las historias de otra manera.

«Una vez el rey Todoroki nos atrajo a sus playas sólo para ponernos una trampa. Una costa vacía, no había nadie. Sólo por pelear con alguien le hubiera dado sablazos al mar, Izuku, lo juro».

Until I Breathe This Life [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora