Almas gemelas.

004.

Para que mentir, las cosas entre los perdedores ya no era como antes. Tenían miedo, y aunque lo intentaban ocultar, se notaba. Ese maldito pueblo no les dejaba dormir tranquilos. El verano transcurrió rápido y solitario. Comenzaba un curso nuevo en el instituto para el grupo de amigos.

A Richie no le gustaba mucho comenzar una nueva etapa en el instituto, ya que allí era conocido como el marica reprimido. Lo peor de todo es que era un rumor, ya que nadie excepto Beverly sabían su secreto.

Narra Richie.

Suspiré acomodándome el cabello mientras me miraba al espejo. Para que mentirme, odiaba mi cuerpo, odiaba mi cara, directamente me odiaba. Se supone que debería quererme, pero no sé cómo hacerlo. Y ahora menos, ya que comenzaré las clases, nuevas caras, nuevas risas, nuevas burlas para el querido Tozier.

Era tradición ir a buscar a Eddie a su casa, y eso estaba haciendo, me dirigí con la bicicleta hasta el hogar de los Kaspbraks. Tire una pequeña piedra a su ventana para que supiera que estaba esperándole.

— Sabes que puedes tocar la puerta como las personas normales, ¿no? — dijo el asmático saliendo de su hogar mientras agarraba la bicicleta.

— Si tú madre me ve, se le caen las bragas de lo sexy que me encuentro hoy. — guiñe mi ojo.

— Beep Beep Bocazas. — el pequeño rodó los ojos y comenzó a pedalear en dirección al instituto.

— Sabes, al empezar nuevo curso, tenemos más posibilidades de conocer a nuestra alma gemela, spaghetti. — dije pedaleando a su lado.

Eddie tragó duro y suspiró mirando a los árboles.

— Espero que este año no te enamores de ninguna profesora de prácticas Rich, el año pasado hiciste un tremendo problema. — dijo cambiando de tema y riendo un poco.

La risa de Eddie le daba mil años a Richie, podía sentir como esas famosas mariposas recorrían su estómago salvajemente, sintiendo como si quisieran salir de mi interior.

— No es mi culpa, la culpa es de ella por tener unos pechos como sandías. — dije encogiéndome de hombros y mirando al frente.

El trayecto duro poco, llegamos y allí se encontraban por fuera del instituto los demás perdedores. Nos saludamos todos entre sí. Beverly y yo nos miramos, he hice una pequeña mueca, ella y yo nos entendíamos. Me abrazo fuerte.

— Lo siento Benito, me llevo a tu chica. — dije mirando a Ben, para que Beverly y yo nos adentráramos en el instituto.

— La verdad no quería empezar, van a comenzar nuevos insultos para mi. — acomode mis gafas encogiéndome de hombros.

— Piensa positivo Rich, al menos no está Bowers y sus amigos. — la pelirroja colocó su brazo en mi hombro y me dedicó una dulce sonrisa.

El día paso bastante largo y aburrido, habían muchas caras nuevas, bastantes caras lindas. Y ya lo creo, había un chico que no paraba de mirarme, y yo tampoco dejaba de mirarle. Era moreno, algo bajito, ojos verdes. Moría de ganas por saber como se llamaba aquel chico ojiverde. Mis pensamientos se fueron al escuchar el timbre.

— Hey, perdona. — dijo alguien tocando mi hombro. — Se te cayó antes los apuntes, no quise molestarte en mitad de la clase.

— Oh.. — me di la vuelta y vi que era el chico misterioso. — M-mm.. gracias. — acomode mis gafas y guarde los apuntes en mi mochila.

— Soy Thomas, un gusto. — dijo sonriendo mientras salía de la clase.

— Yo Richard, pero me llaman Richie. — salí detrás de él. — ¿Eres nuevo en Derry? — dije yendo con él en dirección a las taquillas.

— Sí, vendo de Nueva York, a mi madre le ofrecieron un trabajo aquí, y eso. — sonrío y guardo todo en su taquilla. — Bueno Richie, debo irme, hasta mañana.

Aquella conversación había dejado al chico pensando todo el regreso a su casa, podría ser verdad de que al final tuviera una oportunidad en el amor y se olvidara de una vez del asmático que le quitaba el aire. Si eso llegara a pasar, sería un nuevo cambio y comiendo para un nuevo Tozier.

✨

Vamos a darle la bienvenida a Thomas, un nuevo personaje en esta pequeña historia, ¿que crees que sucederá con este personaje?

-Alba