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Se suponía que no mataba humanos, pues para ello la iglesia les mandaba  "novias de sacrificio" con el acuerdo de que ellos no cazarían humanos.

Sin embargo, ¿Qué debía hacer entonces?

Cuando los hombres se percataron de la fuerza de Shu huyeron.

Este te miró, aún reposabas  en el suelo tras de él, ya estabas inconsciente, suspiró y se acercó a tí para después sostenerte en sus brazos, el aroma de tu sangre invadió sus fosas nasales y por un momento dejó de respirar, se contuvo como pudo y contigo en brazos se dispuso a salir de aquél lugar.

La garganta le ardía como el infierno, la sed le estaba dificultando respirar, pero debía resistir, sería descarado de parte suya si bebía tu sangre mientras te encontrabas en semejante estado.

"¿Qué estoy haciendo?"

Se preguntaba a sí mismo, estaba salvando la vida de una humana, no era su deber, sin embargo algo le empujaba a hacerlo,  tal vez se sentía responsable,  pero sólo un poco.

Era como una extraña fuerza que le ordenaba a su cuerpo actuar casi de forma involuntaria, porque él estaba actuando, sin embargo su mente seguía divagando en el fuego.

Su conciencia seguía absorta en los recuerdos de Edgar, y sobre todo en lo que había acontecido.

Nunca esperó que las cosas llegaran a ese punto. Tal vez era la forma casi milagrosa en la que habías logrado que él despertara de su trance.

Él ni siquiera podía creerse que había logrado salir de su estado de shock, si se hubiera encontrado solo en ese momento habría muerto.

Gracias a ti  él fue capaz de despertar y enfrentarlos, a pesar de que aún temblaba un poco, el fuego era lo único a lo que siempre le temería.

ㅡShu... ㅡsusurraste aún con los ojos cerrados. ㅡDespierta...

Shu te miró expectante, ¿Estabas despierta?

No. Seguías atrapada, estabas soñando con lo sucedido, sintió como una estocada en el pecho.

"¿Qué es lo que estoy sintiendo? ¿Remordimiento? ¿Culpa?

Imposible..."

Pensaba Shu, a pesar de que esa amargura dentro de él se sentía tan real, era difícil aceptar que por primera vez en su vida desde las muertes de su madre y de Edgar había sentido algo.

Se teletransportó al hospital como pudo, estaba física y mentalmente agotado, ¿Cuándo fue la última vez que de sintió así? No lo recuerda.

Una vez te llevaron a la sala de emergencias, Shu salió de ahí.

Pasaron dos semanas desde lo ocurrido, Shu no había salido de su habitación en todo ese tiempo, mas que para ir a la escuela, o a comer.

Lo único que quería era saber cómo te encontrabas, sin embargo temía conocer la respuesta.

Había cambiado mucho, ya no podía dormir, le era imposible, si no eran pesadillas acerca de esa noche, eran sueños acerca de ti, su mente era un lío y sentía que cada día que pasaba sin saber de ti era un día más en que perdía la cordura.

Se formaron unas ojeras ligeras bajo sus ojos, tampoco había bebido mucha sangre desde entonces, a penas lo suficiente para no volverse loco.

Así que se decidió, iría al hospital para verte, y enfrentar la realidad sea cual sea.

Aunque el hecho de que llevaras ahí dos semanas no le daba mucha confianza de entrada.

Cuando llegó al hospital sintió de nuevo esa amargura, esa sensación que te oprime el pecho con fuerza.

Caminó atraves de los pasillos y muros blancos, intentando ignorar a la gente y sobretodo el olor a sangre, decidió concentrarse, tal vez podría oler tu esencia si se enfocaba.

Sangre, Medicamentos, comida, enfermedad.

Entonces percibió un aroma diferente y familiar, un aroma dulce pero que sin embargo parecía que se debilitaba, aceleró el paso y caminó hacia las habitaciones de la Ala B, con cada paso que daba el aroma se intensificaba un poco.

Por primera vez desde hace un tiempo Shu sintió desesperación, o ¿Era miedo? Ya no estaba seguro.

Una vez frente a la puerta donde tu te hallabas Shu dejó escapar un largo suspiro y se armó de valor para ver lo que sea que había del otro lado.

Colocó su mano en la fría manija color plata y cuando abrió la puerta, esta rebeló muebles blancos, un par de plantas, una televisión, y casi al final (cerca de la ventana) estabas tú, acostada.

Shu se acercó para verte más de cerca, estabas durmiendo. Se despeinó el pelo con alivio y se dedicó a observarte por un tiempo, hasta que una doctora irrumpió en la habitación.

ㅡDisculpa

Shu no dijo nada, seguía sumido en sus pensamientos y en los recuerdos de aquella noche, se sentía culpable, demasiado.

ㅡDisculpa, las horas de visita ya pasaron...

Shu se levantó y sin decir palabra salió de ahí.

Con un enorme vacío dentro de sí.

Sweet Dreams + shuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora