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Sus manos se enterraban en tus muslos, sus respiraciones chocaban, la luna como único testigo.
Era perfecto, pero impredecible.
Un escalofrío te recorrió cuando besó tu cuello, estabas ardiendo y tu calor envolvía a Shu también, le encantaba sentirte.
"Shu"
Su nombre se deslizó por tus labios cuando su miembro rozó tu feminidad. Brillabas bajo la luz de la luna llena, y él también.
Gemiste cuando en un parpadeo mordió tu cuello, te removiste de placer cuando sus colmillos se hundieron en tu piel, lo deseabas como nunca.
El sabor de tu sangre lo encendió, no pudo evitar excitarse al sentirla recorriendo su cuerpo.
Su mirada se intensificó al verte a los ojos, destilabas deseo y él lo sabía, lujuria en los labios, rojos, gritaban "muerdeme" cada que él se acercaba a tu rostro.
Tu pulso se aceleraba con cada toque y cada caricia, diste un respingo cuando Shu comenzó a usar sus dedos en tu clítoris, una ola de calor te golpeó el cuerpo, ardías ante su toque.
Él se deleitaba al notar cómo te removías ante sus acciones, adoraba complacerte, tus mejillas se teñían con más intensidad cuando lo mirabas.
ㅡ¿Te gusta? ㅡte miró a los ojos.
ㅡSi... ㅡcasi pareció un suspiro.
Cerraste los ojos y encajaste tus uñas en sus hombros dejando pequeñas marcas.
Shu ya no podía controlarse, necesitaba que lo rodearas, necesitaba sentir tu calor.
Susurró tu nombre, tono ameno, pero a causa del placer sonó más como un gruñido, sus puños cerrados solo delataban que se moría por lanzarse sobre ti cuál bestia.
Sin embargo no quería lastimarte.
Cuando entró ambos gimieron ante el repentino contacto.
Comenzó a mover sus caderas contra ti, a ritmo lento, sus cuerpos bailaban, sus respiraciones entrecortadas chocaban y la piel brillaba del calor.
Enredaste tus dedos en su rubio cabello, él rodeó tu cintura con fuerza cuando aumentó la velocidad de las estocadas, sus cuerpos se estremecían, estaban cerca del éxtasis.
Lanzabas suspiros y pronunciabas su nombre contra su oído, la mejor canción que había escuchado.
Era arte.
Pronunció tu nombre cuando después de un tiempo ambos llegaron al orgasmo, suspiraste un tanto exhausta cuando él besó tus labios de manera apasionada.
Tus ojos brillaban al ver su rostro, no podías creer que existía un hombre como él.
Te miró con súplica, tu sabías lo que quería y acercaste su rostro a tu cuello, sus manos te tomaron de la cintura cuando encajó sus colmillos en tu piel, tus mejillas se tornaron rosas ante el contacto.
Te gustaba que bebiera de tu sangre, y él adoraba el sabor que tenías, una vez terminó se acostó a lado tuyo y observaron las estrellas por un largo tiempo.
THE END
