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He tenido un sueño recurrente que comienza de manera distinta pero siempre termina igual.
En mi sueño soy una mujer casada. Pero estoy harta de mi esposo y su actitud posesiva. Es un hombre grande, musculoso, parece alguien agradable, pero solo lo aparenta. No es un hombre violento, pero ese día yo me atreví a encararlo. Le dije que lo abandonaría y no me eché atrás, cogí mis cosas y le di la espalda dispuesta de verdad a irme.
Supongo que no lo soportó, de manera brusca me volvió de los hombros hacia él y me apuñaló el costado izquierdo.
Recuerdo su rostro, sus ojos fríos, su voz seria al decirme que no lo abandonaría.
Recuerdo mi frustración y mi asombro al descubrir que estaba herida de gravedad. No lo podía creer.
Él no paró allí, continuó apuñalándome hasta que se cansó. Yo nunca pude defenderme.
Cuando mi espíritu, mi esencia o mi alma, se desprendió miré hacia abajo. Vi un agujero, oscuridad, donde me habían apuñalado. Intenté tocar mi cuerpo pero ya no podía sentir.
Mi pesadilla fue tan realista, tan dolorosa y tan impresionante que de verdad me pregunto si no fue un recuerdo de alguna vida pasada.
