Capítulo XI: Una promesa para el alivio del corazón.

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El alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada
-Gustavo Adolfo Bécquer

La oscuridad de la noche y el calmo silencio en aquel callejón oscuro guardaban el misterio de dos corazones que se encontraban latiendo en la misma sincronía, creando una perfecta melodía: La melodía del amor.

Dos corazones que escribían su propia historia, rememorando cada sensación. Como siempre, con la noche como testigo de sus sentimientos.

Cuando Louis terminó de hablar no recibió una respuesta verbal. De un segundo a otro tenía los labios de Harry sobre los suyos en un beso lento y tierno, al mismo tiempo que las manos de este se posicionaban en su nuca. Aquel íntimo contacto que provocaba un agradable cosquilleo en ambos. 

Saliendo de su sorpresa, el castaño envolvió sus manos en la cintura del rizado apegándolo más a su cuerpo. Sus labios se entreabrían más pasando a un beso más profundo que mareó por un momento a Harry.

Unos segundos después se separaron con una pequeña sonrisa cruzando en sus rostros. Louis lo admiró, como siempre lo hacía, detalló el precioso rostro que ahora sostenía con sus manos, una a cada lado de las mejillas del contrario. El único sonido que se escuchaba era el de sus respiraciones tan cerca el uno del otro.

A pesar de la poca luz que gracias a las farolas del pueblo y la luz natural de la luna ofrecían, el castaño vio como el menor cerró por un momento sus ojitos, sintiendo el tacto de su piel arder. Por su parte, Harry no salía de su asombro, sus días malos se sentían ahora tan lejanos y todo lo que llevaba viviendo día a día con Louis se sentía tan bien y perfecto. 

Pero muy en el fondo tenía pensamientos efímeros que dolía y buscaba rechazar creyendo firmemente que habría un final feliz para ellos. Un final que merecían.

— ¿Y entonces...? —una suave risita escapó por los labios del castaño aguardando por una respuesta cuando el silencio reinaba y Harry seguía callado, perdido en aquellos ojos azules que tanto amaba y adoraba.

El rizado movió un poco la cabeza haciendo que algunos rizos caigan por su frente. Rápidamente volvió a besarlo, pero esta vez fue un beso pequeño, dulce e inocente; expresándole así cuanto deseaba estar a su lado por siempre.

—Claro que quiero ser tu novio. —habló trabándose con algunas palabras puesto que aún sentía todo tan irreal.

Louis ahora sonreía mucho más volviendo a besar los labios de su ahora novio. El callejón en el que se encontraban hacía eco sus sutiles risas cargadas de distintas emociones, olvidándose de todo lo que existía a su alrededor y aprovechando que todos se encontraban en sus casas seguramente durmiendo.

—Lou, —el rizado se puso de puntitas abrazando aún más el cuello del mayor— me haces muy feliz. No te voy a negar que tengo un poco de miedo, pero te quiero y correré los riesgos.

—También tengo miedo, pequeño. —Louis acarició el cabello de Harry, pasando sus dedos a través de este— No quisiera que esto te afecte demasiado. —en su rostro se percibía una notable preocupación por todo lo que venía pasando hace días en el pueblo.— Veo como tratan a Julian y me duele, no debe ser nada agradable que te señalen por donde vayas.

— ¿Julian es un año menor que tú, verdad? —preguntó curioso el rizado mientras pegaba su mejilla en el pecho del mayor, cerrando sus ojos y dejándose llevar por la melodía de sus latidos.

—Si, hoy regresó a la escuela y todo el mundo lo miraba mal y murmuraban entre ellos. —frunció los labios recordando todo lo que había pasado en la mañana— Por suerte Tom es de los que no se quedan callados y pues... lo defendió. Se unirá a nosotros de ahora en adelante.

Flower Souls (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora