Capítulo XIII: Discreción y amor no van de la mano.

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Y me preguntaba... ¿Seguirás amándome cuando todo cambie?
¿Seguirás allí cuando todo se derrumbe?
¿Tendrás esperanza en un futuro para nosotros?
Pensamientos creciendo
Solo recuerda: amar, luchar, creer...
Solo recuerda: no caer, no caer, no caer...

Al salir de la florería Louis se sentía mucho mejor.

Había pasado toda la mañana con Harry y no podía estar más feliz por ello. La sola presencia del rizado lo hacía sentir seguro, en paz y amado.

Aún podía sentir un poco de dolor en su mejilla y era consciente, por lo que Harry le dijo, que había agarrado un color amoratado. Con sus dedos tocó en ese lugar, suavemente ya que aún le ardía al rozarlo. 

Pensó de nuevo en lo que había pasado con su padre. Dolió ver el enojo que se acrecentaba en él cuando el tema se tocaba, pero lo que más le dolía era saber que probablemente nunca podría confiar en él. 

Las palabras de Joseph se clavaron peligrosamente en su mente, pero no les permitió calar más profundo. El temor de la decepción y el rechazo de su propia familia lo perturbaba, tenía miedo de tener que aprender a seguir sin ellos, de soportar con el corazón destrozado como estos le daban la espalda, y peor aún, que su padre intente algo más duro con él. El miedo estaba aún en su cuerpo, en su corazón, y este crecía aún más pero trataba de ignorarlo. 

Louis tenía en claro que nadie lo hacía tan feliz como Harry. Sabía que lo conocía hace poco, pero en tan solo ese corto tiempo el rizado le dio un vuelco total a su vida. Y aún seguía en él la sensación de haber visto aquellos preciosos ojos esmeraldas en algún otro lado, ese delicado toque que le dejaba un agradable cosquilleo le era muy familiar desde el primer día que se conocieron. Era como si lo necesitara en su vida, como si una parte de su alma hubiera despertado justo en ese momento.

Se dispuso a caminar en dirección a la escuela de Tephie. Al salir de su casa ni siquiera pensó en quién la recogería a la hora de salida y se encontraba preocupado por ello. Sin embargo, se detuvo a lo lejos cuando vio a su madre con la pequeña agarradas de la mano mientras cruzaban la calle. Rápidamente se metió en el primer local que vio abierto, era un rústico restaurante donde había muy poquitas personas, ninguna de ellas se dio cuenta de su presencia pues estaban enfrascadas en sus propias conversaciones. 

Pudo ver al señor y a la señora O'Connor riendo junto con su pequeña hija de dos años, y en una mesa aún más alejada se encontraba el padre Edward conversando con un mesero.

Dio una precavida mirada fuera del lugar. Su hermana y su madre estaban ya doblando una esquina que las llevaría hacia su casa, suspiró y salió rápidamente del restaurante. No quería que Celine notara el moretón que tenía en el rostro, pero sabía que sería inevitable una vez que ponga un pie en la casa. Ni siquiera sabía si ella tenía conocimiento de lo que había pasado en la madrugada y esperaba que no fuera así. 

Se encaminó hacia el parque cerca de su colegio esperando encontrarse con sus amigos pues estos siempre tomaban el mismo camino para volver a sus casas. Cuando salían por la puerta principal de la escuela, Louis siempre se iba en camino recto para poder recoger a Tephie. Y por lo que tenía entendido, Tom, Ally y Liam caminaban juntos hacia el parque, donde Allyson tomaba un camino diferente al de los dos amigos.

Al llegar los vio a lo lejos, Liam fue el primero en advertir de su presencia levantando la mano y gritando su nombre. Louis se acercó a ellos sonriéndoles, pero en el momento que estuvieron frente a frente las relajadas expresiones de sus amigos cambiaron radicalmente a unas de preocupación al notar el moretón que tenía el castaño en la mejilla.

Flower Souls (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora