Capítulo XX: Confesión a puertas abiertas.

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¿Por qué no puedes abrazarme en la calle?
¿Por qué no puedo besar en la pista de baile?
Desearía que fuera así
¿Por qué no puede ser así si soy tuyo?

La oscuridad de la habitación se veía interrumpida por una ligera y muy suave luz naranja que desprendía una pequeña vela. Harry repasaba con la mirada la vieja fotografía en blanco y negro que tenía de su familia, con una diminuta sonrisa nostálgica en sus labios.

Después de haber llorado tanto aquella vez hasta secar lo más profundo de su ser, el rizado ahora solo sentía algunos apretones de dolor, deseando que su destino hubiera sido diferente. Pero no, estaba vivo y ellos no, y no podía hacer nada más lamentablemente. Debía hacer lo que siempre tuvo que hacer: vivir con eso.

Sin embargo, siempre quedaba el amargo pensamiento de... ¿Qué pasaría si las circunstancias hubieran sido distintas?

Quizá nunca hubiera tenido esa fuerte relación de unión que tiene con su abuela.

¿Quizá nunca hubiera conocido a Louis?

El tan solo pensar en esa última posibilidad hacía que su cuerpo se estremeciera. Ni siquiera sabía bien el porqué, pero la vida antes de Louis ahora parecía tan lejana y monótona que no quería volver allí.

Harry no sabía cómo había podido existir sin estar entre los brazos del castaño, sin besar esos delgados labios que lo hacían sentir en el cielo y sin sentir ese familiar agarre en su cintura, dejando un agradable cosquilleo en esa zona de su piel. Y sobre todo, sin esa aterciopelada voz que le llamaba por apodos cariñoso y le repetía constantemente lo hermoso que era para sus ojos y para los ojos del mundo.

Louis tenía una habilidad espléndida con las palabras que Harry simplemente se maravillaba al escuchar. Casi siempre se perdía observando sus facciones, el rizado acostado sobre el pecho del mayor y alzando su mirada hasta él, todo en el rostro del castaño denotaba tranquilidad cuando ambos estaban juntos.

Era como si solo importaran ellos dos en esos momentos y amaba sentirse así.

Observó con detalle cada centímetro de la foto, como siempre lo hacía. Su madre, Clare, llevaba un vestido hasta abajo de la rodilla, el diseño de las flores resaltaba en la prenda; calzaba unos tacones negros no muy altos y su cabello, el cual Harry recordaba de un color marrón oscuro, estaba recogido por un moño desordenado. La sonrisa de su madre podía iluminar el mundo entero y sus ojos estaban posados en el lente de la cámara.

Su padre, Edward, portaba un terno negro y unos zapatos del mismo color, un pequeño pañuelo blanco sobresalía del bolsillo de su saco, ubicado en el lado izquierdo del pecho. Su semblante tenía una pequeña sonrisa mientras miraba a sus dos hijos sentados en el jardín y en una de sus manos sostenía una taza de café.

Por otro lado, estaba un Harry de cuatro añitos y su hermano mayor, Victor. El último, vestía un pantalón holgado y una camisa blanca con tirantes. Al igual que su pequeño hermano. Victor se encontraba sentado en el pasto, con el rizado en su regazo, quien pataleaba al aire mientras reía. Unos cortos rizos descendían por su frente y el menor parecía en realidad estar disfrutando del momento.

Los latidos del corazón de Harry memoraban cada uno de esos recuerdos que llegaban a su mente, específicamente de ese día, del cual recordaba solo un poco.

Flower Souls (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora