Turbulencia 1;; Showho.

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El estallido de emociones sonaba violento. El vidrio daba paso a una destrucción completa y ambos cuerpos se frotaban con un caos abrazador.


El agua corría libre por ambos cuerpos, cubriéndolos de sudor. Causando que éstos brillaran con intensidad bajo las luces violetas que envolvían las cuatro paredes que les encerraban.


Los jadeos eran audibles sólo para ellos mismos, quienes mordían las pieles como bestias al atacar, hambrientos. Marcas y rasguños decoraban la sana y clara piel del más pequeño de ambos.


En cambio, la bronceada piel del moreno le daba un contraste encantador a la escena. Piel que se mostraba cubierta de trazos púrpuras también.


—Hyunwoo.—susurró el pelinegro, con la necesidad carcomiendo su voz apagada.


El mencionado tomó con rudeza los cabellos del chico e hizo que éste inclinara su cabeza hacía atrás, permitiéndole marcar aún más la pálida piel de su cuello.

El contacto era tan intenso, que ambos se sentían mareados del placer, o del dolor.


—Jódete.—fue lo único que le respondió el moreno, para luego empujarlo sobre la cama tras él.


El impacto fue brusco, tanto que el pálido sintió que su espalda no aguantaría nada más.


Pero se equivocó cuando sintió el peso del mayor caer sobre él por completo. El moreno atacó su boca en un beso desesperadamente violento. Y sintió como la erección del chico sobre él se frotaba sin vergüenza sobre su abdomen bajo.


Detuvo su respiración, al igual que sus lágrimas. Y decidió que no lloraría, no ahora. Sí Hyunwoo quería jugar, Hoseok le enseñaría cómo hacerlo.


Y sin pensarlo mucho, tomó la nuca contraría y profundizó dolorosamente el beso. Y gimió entre éste cuando el moreno tomó su erección y comenzó a acariciarla sobre la ropa que aún traía puesta.


—Quítate, rápido.—ordenó separándose, rompiendo el beso como consecuencia.


Y el hilo de saliva que cayó obscenamente luego de tomar algo de distancia le recordó lo que estaba a punto de pasar.

Sin permitirle al moreno tomar ventaja, se subió sobre él a horcajadas y comenzó a besarlo de nuevo. Los chasquidos eran demasiados, y ambos cuerpos sudaban en demasía.


Dios, el cuello de Hoseok ardía como el infierno.


Maldito sea Hyunwoo y sus mordiscos de mierda.


—Quiero romper tu hermoso culo.—soltó el moreno, rompiendo el hambriento beso por segunda vez. Y tras el comentario inesperado, la erección del pálido sintió una descarga, similar a una eléctrica.


—Primero romperé yo el tuyo, cariño.—le respondió éste, con una brillante sonrisa plasmada en su rostro.

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