Ardió.
El roce de mis dedos con aquello ardió, y con miedo le permití a la seda envolver mi piel. De esta manera el material brillante enfrió la palma de mi mano cuando tomé tu suéter sin pensarlo mucho e inevitablemente te extrañé, como cada día. Yo, quien fue el causante de aquellas lágrimas hirvientes que acariciaron tu rostro con parsimonia aquella vez, me encuentro extrañándote. Sin evitarlo pensé en tu melodiosa voz llamándome, y la melancolía me envolvió una vez más, ya que me percaté de lo mucho que te extrañaría cuando ya era demasiado tarde. Y los recuerdos me azotaron sin piedad cuando recité tu nombre en el vacío de mi habitación.
Hyungwon, vuelve.
Mi peor error fue pensar que no eras parte de mí, aún cuando permití que cada latido de mi corazón se proclamara como tuyo.
Sin prisa observé mi rostro en el espejo y me odié, cerrando los ojos con fuerza por sí ya era momento de despertar; pero los abrí y no vi más que mi propio reflejo. Y las lágrimas que reprimí cayeron sin permiso alguno y se deshicieron en la prenda esmeralda que yacía sobre la madera de mi escritorio—nuestro escritorio—, tu suéter. Aquel que se aflojaba sobre tus hombros y abrazaba tu cuerpo con pasión, dejando a la vista tu precioso cuello y aquellos delicados detalles de tu pecho, aquella prenda de seda con un color que resaltaba tu laxa piel y tus cabellos oscuros, un tono esmeralda que contrastaba a la perfección con tus ojos pardos.
Sin ti he perdido mi rumbo.
Sin ti no soy más que un hombre que divaga con el mundo, pretendiendo vivir, pero que sólo anhela volver.
Hyungwon, vuelve.
—¿Si?—hablaste serio a través de la línea.
Sí tú no estás aquí, no me encuentro a mí mismo.
—Mi nombre ha perdido su significado.—confesé, mientras ahogaba mis sollozos.—por favor, di mi nombre una vez más.
Sentí tu suspiro al otro lado del teléfono, y mi corazón tembló de ansias. Estoy incompleto, en la espera de un cielo con estrellas y la pieza que no consigo. Necesito que grites mi nombre, que me des una oportunidad.
Hyungwon, tú y yo somos uno.
Tú eres el significado de todo.
—Hoseok.—susurraste algo cansado.—es tarde, ve a descansar.—ordenaste, tan frío que mi cuerpo se estremeció sin tregua.
—Te amo.— te dije, y cerré los ojos para evitar que mis ojos llorasen de nuevo.
—¿Quién llama tan tarde?— preguntó alguien y fue diferente, no eras tú.— nadie importante, cariño.— respondiste.
Y luego sólo hubo lugar para el pitido que anunciaba el final de nuestra corta conversación.
Probablemente este sea el precio de hacerte llorar.
Hyungwon, la pieza final eres tú.
Pero, ya eres parte de otro dilema.
Y yo sólo soy el tonto que quiere otra oportunidad.
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Guárdalo. » MONSTA X.
FanfictionPartes únicas sobre romance entre los miembros de Monsta X, pueden ser parejas amorfas o bien bonitas. El punto es publicarlas todas juntas, ya que me adormece crear mil obras más, lmao.