6.La Fábrica.

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Miércoles 13 de enero de 2020, un día que nunca olvidaré...
Era por la noche, más o menos las once menos cuarto, hacía bastante frío y llovía un poco. Me subí a la moto y llegué en menos de diez minutos a la antigua fábrica de hierro. Estaba a las afueras del pueblo. Estaba abandonada, desde 1999 no había nadie por aquella zona. Entré dentro y al fondo se podía distinguir una habitación, sería el despacho, había luz y unas siluetas, una de ellas parecía ser de mi hermano.
El suelo estaba lleno de metales, de barras de hierro, la lluvia se escuchaba bastante fuerte dentro de ese recinto, el techo era de metal.

Mi hermano parecía haberme escuchado llegar, mis botas pesaban y se escuchaban bastante.
Cuando llegué a aquella habitación vi a Ana tumbada en una cama, y creo que estaba inconsciente, tenía varios cortes y moratones por todo el cuerpo, iba con una camiseta negra con el escudo de los americanos y con unos pantalones del mismo color.
Mi hermano me dijo que o me unía a ellos para darles información sobre las carreras de motos o la mataban con un tiro en la cabeza.

No me podía creer que estaba ahí, con Ana inconsciente, con mi hermano riéndose de mí...
Hace unos meses no me imaginaba esta dura escena. Hace unos meses estaba besando los dulces labios de Ana en el sofá, viendo nuestra película favorita y comiendo palomitas. Ahora estaba a punto de llorar y de ayudar a los americanos a descifrar quien era el cabecilla de las carreras de motos que tanto dinero movían.

Efrén quería saber esa información y que así conseguiría dinero fácil o motos a cambio de drogas.

Le dije todo, todo lo que sabía ya que había cosas que no podía saber o que nunca me contaban, mi hermano me dijo que me podía llevar a Ana, pero que esto tenía que quedar entre nosotros, cuando me giré para cogerla en brazos sentí un duro golpe en la espalda, mi hermano me había dado con una enorme barra de metal...
Me quedé inconsciente y desperté unas horas después atada a la cama, al lado de Ana, mi hermano me dijo que quería matarme pero no sin antes hacerme sufrir un poco, un poco más de lo que ya estaba sufriendo al ver a Ana en ese estado y no poder ayudarla. Necesitaba un médico, llevaba horas inconsciente.

A mi me dolía muchísimo la espalda, no podía moverme. A mi hermano se le ocurrió una idea para hacerme sufrir, quería hacerme daño, a mi y a Ana, pero a mi más, porque según el le robé a su novia.

Yo le dije que nadie elije de quien se enamora, el amor surge, no es de un día para otro.
Él se enfadó y me pegó, tan fuerte como la última vez, cuando Ana y yo le dijimos que estábamos juntas.

La vida de Ana corría peligro, la mía me daba igual, yo sabía que Efrén era capaz de cualquier cosa, pero no de algo tan cruel y miserable como lo que estaba a punto de hacer.

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