4.El Mensaje.

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Me levanté a las 5 de la mañana, no tenía más ganas de dormir, quería fumar, así que salí al balcón, la camiseta me llegaba a las rodillas y la pena hasta lo más profundo de mi alma, me acordé de nuestras noches cantando en el salón, componiendo juntas, me acordé de tus besos mientras cenábamos en el sofá viendo la tele... Estabas tan guapa con ese pijama...

Me asustó escuchar el sonido de una notificación en mi teléfono, corrí hacia la habitación y lo cogí con tanta prisa que se me cayó al suelo, justo cuando le había puesto el cristal de protección nuevo, pero eso era lo que menos me preocupaba.
El mensaje era tuyo.
Un simple punto, eso quería decir que estabas bien, o eso pensaba, hasta que unos segundos después escuché como alguien golpeaba con fuerza la puerta del apartamento.
Salí corriendo de la habitación a abrir, esperando que quien hubiera tocado la puerta fueras tú.

En la alfombrilla del suelo había una carta en la que ponía mi nombre.
Y parecía que alguien estaba corriendo escaleras abajo. Salí de casa sin zapatos, ni chanclas, con una camisa de Los Beatles y con tu carta en la mano, corrí todo lo que pude y de repente sentí el suelo frío y no recuerdo nada más.

Desperté por la mañana en el hospital, llena de cables, pero, eso era lo que menos me importaba, no me importaba haberme desmayado de no comer casi nada en meses, no me importaba haberme hecho rasguños por todo el cuerpo, solo me importaba saber dónde estaba la carta que tenía mi nombre y que probablemente estaba escrita por ti.

Me levanté de la cama y una enfermera me vio caminar por el pasillo, me llevó de vuelta a mi habitación mientras le explicaba lo importante que era esa carta para mí, la chica me dijo que los vecinos la metieron al buzón y entonces pude respirar tranquila, la carta estaba sana y salva pero yo no.

La enfermera llamó a la psicóloga, Noemí, que me dijo que estaba ingresada porque había sufrido un desmayo causado por la anorexia que, sin darme cuenta, me estaba consumiendo. Me iban a dejar ingresada hasta que cogiera fuerzas. Pero yo no sabía si iba a ser capaz...

Ana, te necesito a mi lado, diciéndome que todo va a salir bien, que no tenga miedo y que me voy a recuperar. Ana no se pueden dar cuenta de que me drogo, no se pueden dar cuenta de que he consumido muchísimo ron, no se pueden dar cuenta de que has desaparecido, me tendré que inventar alguna historia que convezca a la psicóloga para poder salir de este maldito hospital. No le puedo decir que quizás los americanos te tienen secuestrada o que me has dejado por una estúpida pelea cuando estaba borracha.

Tengo que salir de aquí y leer esa carta...

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