5.La Carta.

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Pasaron las semanas y parecía mejorar, los médicos estaban alucinando, comía más o menos bien pero no era porque quisiera, era porque lo necesitaba para poder saber de ti.

La psicóloga no dejaba de darme la lata siempre, me preguntaba que por qué había dejado de comer, yo siempre respondía lo mismo. Que no tenía ganas de comer, solo de llorar. Ella me diagnosticó depresión y me medicaban sin permiso, yo estaba muy mal, pero necesitaba salir de ahí, irme a casa y leer tu carta, o eso creía.

A los 3 días me dieron el alta, debía volver cada semana durante 2 meses, a pesarme y hablar con Noemí.

Pedí un taxi para llegar al apartamento, lo primero que hice fue mirar en el buzón, que estaba lleno de cartas, en el fondo estaba la tuya, abajo del todo, ponía mi nombre en mayúsculas.

La abrí sin esperar a subir a casa, iba por las escaleras, abriendo poco a poco la carta, cada vez iban quedando menos escalones y yo iba imaginando que contenía la maldita carta.

Me asusté mucho cuando vi la foto, una foto en la que estabas llena de sangre, mirando hacia abajo, supongo que inconsciente después de una brutal paliza, al girarla pude leer un mensaje, escrito con tu puño y letra, tus manos deberían de estar manchadas de sangre y temblaban ya que la frase estaba manchada y escrita con nerviosismo.

Ponía claramente:

O te unes a los americanos o me matan.

Eran un mensaje claro, una amenaza, había pasado bastante tiempo desde que se escribió la carta, pero, en mi teléfono tenía 20 mensajes tuyos.
Había contenido multimedia donde se podía ver perfectamente como te propinaban palizas, como me amenazaba con matarte e incluso había un vídeo en el que Efrén parecía manusearte, me senté en el sofá, y me eché a llorar, no me lo podía creer, estabas en peligro, mi niña estaba en peligro...

Llamé a mi hermano, enfadada, llena de ira, le dije que había estado en el hospital y que por eso no contestaba, le dije que viniera a casa para hablar, el contestó que ya sabía que me habían ingresado y que no iba a venir a mi apartamento, me citó el miércoles 13 a las 23h, en la Antigua Fábrica de Hierro.

Mis manos temblaban cuando colgué la llamada, tenía ganas de pegarles una paliza a esos cabrones, no podía decirles nada a los cuervos, que no sabían de mi desde que me ingresaron, se ve que vinieron varias veces a casa y terminaron por preguntar a los vecinos si sabían algo de mí, les dijeron que estaba ingresada, pero seguro que no les dejaron entrar a verme a la planta en la que estaba.

Tenía mensajes de ellos, y respondí a todos, me preguntaban por Ana y yo les decía que no sabía nada, que seguía buscando.

Me preguntaron si querían que fuéramos a visitar a los americanos por sorpresa pero yo les dije que no, que si la tenían retenida podrían matarla.
Ellos me comprendieron.

Faltaban horas para encontrarme con mi hermano, por primera vez tras nuestra discusión.
Nos habíamos distanciado, se unió a los americanos para hacerme la vida imposible y lo había conseguido...

Tenía a Ana, a mi chica, y no podía hacer nada, solo esperar a que pasaran las horas.
No sabía que me iba a encontrar, estaba desconcertada. Tenía miedo pero me sentía valiente para enfrentarme a ellos. Aunque muriera en el acto...

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