No esperaba Sakura, cuando Uchiha le dio la carta, que en ella repitiese su proposición, pero no tenía ni idea de qué podía contener. Al descubrirlo, bien se puede suponer con qué rapidez la leyó y cuán encontradas sensaciones vino a suscitarle. Habría sido difícil definir sus sentimientos. Al principio creyó con asombro que Uchiha querría disculparse lo mejor que pudiese, pero en seguida se convenció firmemente de que no podría darle ninguna explicación que el más elemental sentido de la dignidad no aconsejara ocultar. Con gran prejuicio contra todo lo que él pudiera decir, empezó a leer su relato acerca de lo sucedido en Netherfield.
Sus ojos recorrían el papel con tal ansiedad que apenas tenía tiempo de comprender, y su impaciencia por saber lo que decía la frase siguiente le impedía entender el sentido de la que estaba leyendo. Al instante dio por hecho que la creencia de Uchiha en la indiferencia de su hermana era falsa, y las peores objeciones que ponía a aquel matrimonio la enojaban demasiado para poder hacerle justicia. A ella le satisfacía que no expresase ningún arrepentimiento por lo que había hecho; su estilo no revelaba contrición, sino altanería. En sus líneas no veía más que orgullo e insolencia. Pero cuando pasó a lo concerniente a Sabaku, leyó ya con mayor atención. Ante aquel relato de los hechos que, de ser auténtico, había de destruir toda su buena opinión del joven, y que guardaba una alarmante afinidad con lo que el mismo Sabaku había contado, sus sentimientos fueron aún más penosos y más difíciles de definir; el desconcierto, el recelo e incluso el horror la oprimían. Hubiese querido desmentirlo todo y exclamó repetidas veces: «¡Eso tiene que ser falso, eso no puede ser! ¡Debe de ser el mayor de los embustes!» Acabó de leer la carta, y sin haberse enterado apenas de la última o las dos últimas páginas, la guardó rápidamente y quejándose se dijo que no la volvería a mirar, que no quería saber nada de todo aquello.
En semejante estado de perturbación, asaltada por mil confusos pensamientos, siguió paseando; pero no sirvió de nada; al cabo de medio minuto sacó de nuevo la carta y sobreponiéndose lo mejor que pudo, comenzó otra vez la mortificante lectura de lo que a Sabaku se refería, dominándose hasta examinar el sentido de cada frase. Lo de su relación con la familia de Pemberley era exactamente lo mismo que él había dicho, y la bondad del viejo señor Uchiha, a pesar de que Sakura no había sabido hasta ahora hasta dónde había llegado, también coincidían con lo indicado por el propio Sabaku. Por lo tanto, un relato confirmaba el otro, pero cuando llegaba al tema del testamento la cosa era muy distinta. Todo lo que éste había dicho acerca de su beneficio eclesiástico estaba fresco en la memoria de la joven, y al recordar sus palabras tuvo que reconocer que había doble intención en uno u otro lado, y por unos instantes creyó que sus deseos no la engañaban. Pero cuando leyó y releyó todo lo sucedido a raíz de haber rehusado Sabaku a la rectoría, a cambio de lo cual había recibido una suma tan considerable como tres mil libras, no pudo menos que volver a dudar. Dobló la carta y pesó todas las circunstancias con su pretendida imparcialidad, meditando sobre las probabilidades de sinceridad de cada relato, pero no adelantó nada; de uno y otro lado no encontraba más que afirmaciones. Se puso a leer de nuevo, pero cada línea probaba con mayor claridad que aquel asunto que ella no creyó que pudiese ser explicado más que como una infamia en detrimento del proceder de Uchiha, era susceptible de ser expuesto de tal modo que dejaba a Uchiha totalmente exento de culpa.
Lo de los vicios y la prodigalidad que Uchiha no vacilaba en imputarle a Sabaku, la indignaba en exceso, tanto más cuanto que no tenía pruebas para rebatir el testimonio de Uchiha. Sakura no había oído hablar nunca de Sabaku antes de su ingreso en la guarnición del condado, a lo cual le había inducido su encuentro casual en Londres con un joven a quien sólo conocía superficialmente. De su antigua vida no se sabía en Hertfordshire más que lo que él mismo había contado. En cuanto a su verdadero carácter, y a pesar de que Sakura tuvo ocasión de analizarlo, nunca sintió deseos de hacerlo; su aspecto, su voz y sus modales le dotaron instantáneamente de todas las virtudes.
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Orgullo y prejuicio
Historical FictionCon la llegada del rico y apuesto Mr. Uchiha a su región, las vidas de los Senju y sus cinco hijas se vuelven del revés. El orgullo y la distancia social, la astucia y la hipocresía, los malentendidos y los juicios apresurados abocan a sus personaje...