Riesgo - Sirius Black

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Pov. __________________.

— Déjame salir.— Exigí entre risas. Sirius me impedía salir de la ducha y aunque lo habíamos pasado de lo mejor bajo el agua, debía apresurarme.

— Aún tienes jabón, aquí.— Se justificó, llenando de espuma toda la piel que pudo.

— Quiero ir a la boda de Lou.— Tuve que recordarle, pues para mí era obvio que él no quería salir de casa.— Además, no me perdonaría si me pierdo de un día tan importante.

— Está bien.— Murmuró entre dientes y el agua dejó de caer sobre nosotros.

— ¿Irás conmigo?.— Pregunté mientras enredaba mi cuerpo con una suave toalla.

— Creí que ya estábamos de acuerdo con eso.— Sirius pasó a mi lado, desnudo y me sonrió, es una vista bastante agradable.

Una hora más tarde, estábamos en la casa de los abuelos de Lou, una casa enorme a las afueras de Londres, que ese día estuvo decorada con guirnaldas de flores, algunas colgaban de los pilares o candelabros y en el jardín, justo en medio del terreno, había un círculo de rosas blancas rodeado de sillas en colores pastel.

— ¡_______________!.— Exclamaron mientras Sirius y yo, nos abríamos paso entre los invitados.

— ¡Lou!.— Al girar me encontré con mi amiga y la admiré de pies a cabeza.— Te ves hermosa.— Era cierto, llevaba un vestido blanco, bohemio, con mangas amplias y encaje en la cintura, dejando ver un poco de piel, ligero, perfecto para ella.

— ¿En verdad lo crees?.— Giró sobre sus talones— Es el vestido que usó mi abuela y como soy su única nieta, bueno...— A pesar de que se sentía hermosa, sus inseguridades la atacaban, a veces era demasiado perfeccionista.

— No puedo imaginar algo mejor para ti.— No mentía y ella lo supo, por lo que se limitó a asentir.

— ¿No han visto a Marlene?.— Retomó su obsesión por el control, mirando sobre nuestras cabezas.

— No debe tardar en llegar.— Aseguró Sirius, siendo más amable de lo normal y aunque no lo dije, se lo agradecí.

— Espero no me deje plantada.— Murmuró, riendo nerviosa.

— No se atrevería.— Dijo Black entre risas, acomodando su cabello con la mano y la otra, a posó en mi cintura.

— Me encanta verlos juntos.— Musitó Lou, para después tocar mi cuello, cerca de mi oreja.— Te faltó un poco, aquí.— Susurró levantando la varita y borrando un último rastro de los labios de Sirius.

— Mentiroso.— Le recriminé, pues antes de salir de casa, me había asegurado que no quedaba marca alguna.

— Un pequeño recordatorio, así nadie se acercaría a tí.— Se justificó, fingiéndose inocente.

— ¡Llegaron los McKinnon!.— Exclamó una prima de mi amiga, tomándola de los hombros y obligándola a entrar a la cocina.— Vamos, Lou. No deben verse antes de la ceremonia.

— Por favor, tomen asiento.— La madre de Lou, nos acompañó al jardín y señaló las sillas.

— Al menos, hay alcohol.— Celebró mi novio, llendo directamente por tres vasos de whiskey.

— Podríamos tomarlo como un ensayo de la boda de Lily y James.— Sugerí, creyendo que nuestros amigos no habían sido invitados.

— Pensamos lo mismo.— James habló a mis espaldas, asustándome un poco.

Lily y él, se veían perfectos y estaba tan feliz de verlos ahí, que nos levantamos a saludarlos efusivamente. En seguida hablamos de su próxima boda y nos extendieron una invitación a la casa de James, su mamá quería hacer un repaso de los preparativos, incluído el discurso del padrino.

𝙇𝙤𝙨 𝙈𝙚𝙧𝙤𝙙𝙚𝙖𝙙𝙤𝙧𝙚𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora