Juntos - Sirius Black

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️Poco, pero hay contenido sugerente, continúen bajo su propia responsabilidad.


Pov. Sirius Black.

Llegué a Hogwarts antes del primero de Septiembre, por lo que me dió tiempo para encontrar un buen refugio, hacerme pasar por un perro sin hogar y ganar un poco de buena fama entre los lugareños. No faltaba quien me regalara un poco de comida o si había una casa sola, me atrevía a entrar y asearme, necesitaba sentirme un poco más humano.

Cuando los alumnos arribaron a la estación del pueblo, me acerqué para ver a mi hija y ahijado, me desanimó su obvia tensión, muchos lo comentaban. El hijo de Lucius se acercó a Hiram, no logré escuchar lo que compartieron, pero mi hija salió victoriosa y se subió a un carruaje distinto a Harry.

Entraba y salía del castillo a mi antojo, regularmente en la noche para no coincidir con los alumnos y no levantar sospechas, pero conocí a un agradable e inteligente gato, llamado Crookshanks, le pertenece a Hermione, la amiga de Harry y al estar en la misma torre que Colagusano, podía ayudarme.

Logré que el gato, trabajara conmigo y en equipo, tratamos de atrapar a Pettigrew, pero no conseguíamos tan buenos resultados. Solo hice una pausa una noche, pues Hiram y Harry, discutieron en el Gran Comedor; según lo que escuché en Hogsmade, alguien en la mesa habló mal de mi y mi ahijado se unió a ese grupo, provocando la ira de mi hija, resumido, terminó con Hiram intentando golpearlo y gritándole obscenidades.

Consideré no intervenir, pues sinceramente me halagó sentirme tan apoyado, pero tampoco podía permitir que mi hija fuera por ahí diciendo que cree en mi inocencia, cuando se supone que no me recuerda. Crookshanks, fue el encargado de hacerle llegar una nota, nos veríamos en la torre del reloj, cerca de la media noche para que las campanadas ocultaran el posible ruido que pudiera causar.

- ¿Pa?.- Me llamó, no me veía y era lógico, usaba mi forma animaga y me ocultaba en un rincón.

Me sigue asombrando lo perfecta que es, esa noche vestía un pijama de satín escarlata y unos zapatos cómodos a juego, un abrigo ligero y su cabello trenzado. Miraba en todas direcciones, sin fijarse en el ruido que hacía, por lo que tomé mi forma humana y salí rápidamente, debía ser cuidadosa y a señas se lo pedí.

- Lo siento.- Murmuró, intentando reprimir su risa.

- Hola, bonita.- La saludé, para después abrazarnos con fuerza, estaba feliz de estar con ella.

- Creí que no te volvería a ver.- Admitió, mientras yo notaba como se relajaba.- ¿Mamá sabe que estás aquí?.

- No, pueden estar vigilando su correspondencia.- Me alejé un poco, para mirarla a los ojos.- Debemos hablar...- Mi corazón se aceleró, no sabía si estaba usando las palabras correctas.

- ¿Me vas a regañar?.- Desvió su rostro, no sé cuáles son los regaños que suele escuchar.

- Gracias por defenderme, en serio, significa mucho para mí.- Parpadeó rápidamente y me observó extrañada.

𝙇𝙤𝙨 𝙈𝙚𝙧𝙤𝙙𝙚𝙖𝙙𝙤𝙧𝙚𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora