¿Recuerdas, Sans?

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Esta es la historia de los maravillosos seres que habían estado encerrados en el subsuelo por años, ¿su único deseo? ver la superficie, un día, por fin, lograron su cometido junto a la ayuda de una humana caída.

La humana estaba llena de curiosidad, indagaba de aquí por allá en busca de respuestas y gracias a eso encontraron la forma de salir. Los maravillosos seres la amaban de muchas formas distintas, era un agradecimiento infinito, ser felices, cumplir sus sueños, ver un nuevo mañana.

Cierto esqueleto en particular solía ser alguien muy triste antes de su llegada, pero a veces una persona puede darle una vuelta a tu vida y a la de los demás. Por fin había logrado tranquilizarse y bajar la guardia en su compañía, confiaba plenamente en ella, eso lo llenaba de vida para seguir adelante con sus deberes.

Se encontraban por primera vez en la superficie, después de cientos de años encerrados en el subsuelo, la llegada de un pequeño niño cabra había llamado la atención de todos, tanto que se fueron a celebrarlo, ¡había tantas cosas por las cuales estar felices este día en concreto! Era la gran llegada, el día esperado.

Sans estaba sentado en la esquina de la gran montaña que daba a la entrada del subsuelo, en una completa y cómoda soledad mirando como poco a poco el sol se escondía y se comenzaban a ver las estrellas, sus pupilas miraban una a una conforme iban saliendo, tenia junto a él un telescopio viejo, lo habia arrastrado hasta arriba solo para este momento.

-Hey- La humana, su querida humana llegó y tomó asiento a su lado, traia un medallon con un corazón dorado, era signo de orgullo y así se sentía él por ella.

-hey-

-¿Qué te parece?-

-indescriptible. ¿cómo está está príncipe Asriel?-

-Genial, muy genial, cuando lo vi fui tan feliz, no me lo esperaba, aunque extrañaré a su forma de Flor si te soy sincera, es super importante para mi-

Sans te miro confuso, quiza algo celoso.

-¡No no, me refiero a que... bien, él esta bien! vivo y con su familia, bajaron a una cabaña cercana y solitaria que estaba convenientemente por ahí, excepto Frisk, no tengo idea de donde está. Asgore dijo que tenia que hablar con la "raza humana" antes de hacer salir a todos los mounstros-

-escuche algo de eso ¿y por qué volviste?-

-Me preguntaba donde estabas, así que volví- ambos no despegaban los ojos del cielo, fue cuando decidiste tomar su mano -sabes, e estado pensando-

Te miro confundido -aja-

-Tu sabes...-

-no, no se-

-Me preguntaba si te gustó como me gustas-

-jeje, ¿qué?-

-¡Sabes lo que quiero decir cabeza hueca!-

Sans giró su cuerpo hacia ti e hiciste lo mismo, entonces se acerco a tu oído y susurró -¿quieres que te bese?-

Maldito sea, que repentino, tu rostro se puso colorado y suspiraste -Qu-quiza, no lo sé, dímelo tú, ¿Me dejaras besarte?--

Acerco su rostro a tu cuello y se recostó en tu pecho. Recargaste tu mentón en su craneo y suspiraste enamorada, todo este tiempo, todos estos meses escondiendo torpemente tus sentimientos ¿habían estado siendo correspondidos sin que te dieras cuenta?.

Cerraste los ojos.

-podria enamorarme de ti en diferentes vidas- Sans cerró los ojos.

-Que bueno saberlo-. El esqueleto escucho una voz desconocida y después despertó en su cama.

Un reinicio había ocurrido. Esa niña de sus cuencas jamás lo habia conocido, era el día cero.

Una humana cayó, Frisk, como lo había hecho hace mucho tiempo, convenció a todos para no salir a la superficie con sucias mentiras.

Nuestro querido amigo exigió respuestas, encontrando la explicacion más estupida que alguien podría dar.

"Tenía celos de ella y todo lo que logró"

Celos, los celos de una mocosa con el poder de reiniciar un mundo habían acabado con su vida feliz.

Frisk se había involucrado con el demonio del fantasma de un humano fallecido hace muchos años.

El día que la niña de sus cuencas cayó de nuevo al subsuelo la encontró igual de preciosa que antes, de nuevo había sentido tal emoción de ver su bella imagen con su bella voz.

Él no dejaría que esto pasara de nuevo, no se dejaría vencer, pero claro, no podía parecer que se compinchó con ella, cualquier mínima sospecha de que ella sabía lo que pasaba era suficiente para que la humana de ojos rasgados volviera a terminar con todo el progreso, y eso no era una opción.

𝘿𝙚𝙟𝙖 𝙫𝙪 • 𝙎𝙖𝙣𝙨 𝙮 𝙏𝙪  [[EN EDICIÓN]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora